Por
  • José Luis de Arce

El teorema de Thomas y la profecía autocumplida

Cielo con nubes de tormenta
Cielo con nubes de tormenta
Rafael Gobantes

Hace más o menos un siglo el sociólogo estadounidense William I. Thomas formuló su famoso teorema: "Si los individuos definen las situaciones como reales, estas son reales en sus consecuencias". Tan sencilla pero profunda afirmación ha sido la base de toda la elaboración de la psicología social desarrollada desde entonces, y no es ajena la frase a la ingeniería social que se trata de practicar tantas veces desde el poder sobre la masa social mediante el impulso y la intoxicación de los mensajes que persiguen crear en la sociedad determinadas creencias, que devienen en comportamientos y en consecuencias. Es también la profecía autocumplida.

Así, se nos envían constantes señales de que este invierno va a ser de órdago, de que vienen curvas y que hasta es posible que nuestros hijos pasen frío. Tanta insistencia en esta clase de mensajes consigue instalar en el conjunto de la ciudadanía un estado de opinión que define una situación negativa que está por venir como real, inapelable, irreversible…, por lo que es más que probable que las consecuencias de nuestra conducta como colectivo social y como individuos se correspondan con esa situación tan negativa como hemos definido.

De forma que vamos a retraer el consumo, tras el loco dispendio de este verano; vamos a ver si podemos ahorrar en energía, usaremos más el transporte público, se va a acabar por ahora el aire acondicionado, nos iremos acostumbrando a ducharnos menos y quizá con agua fría, la calefacción va a ser un lujo…, en fin, que vamos a entrar en una economía de guerra. Y vamos a empezar a vivir en un país triste, acobardado y dócil.

Pero… ¿y si fuera al revés? ¿Y si estuviéramos definiendo la situación como normal, próspera y satisfactoria? ¿Y si no mencionáramos palabras como crisis o recesión? ¿Nos estaríamos engañando, como nos engañó aquel presidente de mal recuerdo que fue Rodríguez Zapatero? ¿Será todo tan oscuro y negativo? Con este gobierno y sus voceros es difícil entender, pues se encuentra uno con discursos distintos, incluso contradictorios y no acaba uno de comprender bien cuál es el mensaje y no acierta a definir la situación. ¿Es tan mala? ¿No hay un resquicio para la esperanza?

En estas cavilaciones estaba cuando leí una reflexión de José Javier Rueda en la última página de HERALDO del 21 de este mes con el título de ‘¿Optimismo o pesimismo?’; él también debe de cavilar, como se deduce del mismo título del artículo, pero como buen analista evita pontificar. Nos invita a dilucidar, citando a Borges, qué camino debemos elegir al entrar en ese jardín que es el futuro y que ofrece caminos divergentes.

Pero he aquí que la casualidad me ofrece unas hermosas palabras para terminar esta reflexión. Las pronuncia un jefe de Bomberos de la DPZ, y aunque no tienen que ver estrictamente con lo que estamos comentando, están llenas de sentido común y son válidas para afrontar la situación que nos viene, sea esta la que sea. Están también al lado de la columna de Rueda en la misma última página del HERALDO: "La angustia nunca puede superar a la esperanza".

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