Rescatar y abrir la Mantería

La cúpula central de la iglesia de la Mantería.
Una de las cúpulas de la iglesia de la Mantería.
Oliver Duch

El estado de deterioro en que se encuentra la iglesia de la Mantería, o de Santo Tomás de Villanueva, es una espina clavada permanentemente en el corazón del patrimonio artístico de Zaragoza.

 Se trata de una iglesia pequeña pero a la vez singularísima, con su planta de cruz griega, sus cúpulas ovaladas sobre cada brazo y la cúpula central, y con las pinturas murales de Claudio Coello. Parte de las pinturas ya se ha perdido, una cúpula se derrumbó hace veinte años y todo el conjunto está en peligro. Además, siendo una joya, la inmensa mayoría de los zaragozanos no la conoce ni puede conocerla, porque lleva cerrada al público, salvo muy concretas celebraciones religiosas, desde tiempo casi inmemorial. Así que hay que confiar en que la visita a la Mantería que ayer realizó el presidente de Aragón y la conversación que hace unas semanas mantuvo con el ministro de Cultura sean el anuncio efectivo de un cambio. Y que la iglesia, esta vez de de verdad, vaya a ser consolidada, reparada y restaurada, incluyendo sus valiosas pinturas, que constituyen un tesoro. A ver si es verdad. Son demasiados años de abandono, pero todavía es posible salvarla, como ha ocurrido hace muy poco con las pinturas de fray Manuel Bayeu en la cartuja de las Fuentes. Y después de salvar la iglesia y las pinturas, hay que asegurarse de que el lugar podrá ser visitado con facilidad, que estará abierto para que los zaragozanos y los visitantes lo disfruten, sea como lugar de culto o como alimento cultural. La ‘visitabilidad’ -y perdón por el palabro- debe ser una parte fundamental de las políticas de patrimonio.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión