Por
  • Javier Sada Beltrán

Pacto, lealtad y libertad

El Estatuto de autonomía de Aragón cumple hoy cuarenta años.
El Estatuto de autonomía de Aragón cumple hoy cuarenta años.
Javier Pardos / HERALDO

Recuerdo como si lo estuviera viendo un billete de tren con fecha 4 de julio de 1976, destino Caspe. 

El tren especial para asistir al ‘Día de Afirmación Aragonesa por la Autonomía de Aragón’. El billete costaba 250 pesetas, era de ida y vuelta, aunque aquel viaje debía ser solo de ida y aquel tren no lo podíamos perder. Finalmente fui en coche, un ‘cuatro latas’ abarrotado de amigos. No quería perderme por nada del mundo aquel viaje, pero necesitaba estar con los míos. Lo mismo debieron de pensar los miles de aragoneses y aragonesas que disfrutamos de aquella jornada histórica entre pancartas, banderas de barras rojas sobre fondo amarillo, camisas de cuadros, largas barbas y canciones cuyos estribillos nos empujaban para derribar las puertas de la libertad. No todos teníamos las mismas ideas ni veníamos de los mismos lugares, pero todos estábamos por la labor de caminar unidos hacia el futuro, la Autonomía.

Recuerdo los mítines de aquel caluroso día en el cine Lucero, recuerdo las actuaciones en la plaza de Joaquín Carbonell, Tomás Bosque, La Bullonera, aunque Labordeta estaba sin voz; los danzantes de Yebra de Basa y las jotas del Pastor de Andorra. Recuerdo acudir a varios días como aquel. No olvido lo que costó conseguir que se nos escuchara pese a haber dicho tanto como pueblo a lo largo de la historia.

Desde entonces, han pasado más de cuarenta años y en este aniversario del Estatuto coincidimos las generaciones que vimos nacer el autogobierno con las que han nacido amparadas por él. Es justo que recordemos a los que nos animaron a salir a la calle para reivindicar nuestras peculiaridades históricas, jurídicas y territoriales. Gracias a ellos y ellas podemos decirles a los jóvenes que queda mucho camino por recorrer, que en su mano está decidir cómo será nuestra sociedad, y que, pese al avance vivido en estas cuatro décadas, los valores de pacto, lealtad y libertad a los que alude el Estatuto de Autonomía tienen que seguir estando presentes sin fisuras, sin dudas, sin provocaciones; porque defender nuestro Estatuto es la forma más palpable de defender nuestra identidad, de reivindicar y construir, nuestra tierra, sin renunciar a nuestros deseos de mejora.

El Estatuto de Autonomía nos permitió recuperar las instituciones históricas, como las Cortes de Aragón, que han canalizado nuestras demandas y han moderado los debates que nos han permitido alcanzar nuestros deseos como sociedad en forma de leyes. Pero si hay una acción clave para definir lo que ha supuesto el Estatuto de Aragón es autogobierno; es decir, nuestra capacidad para gestionar los servicios y llevarlos donde son necesarios, la de utilizar los instrumentos necesarios para el desarrollo económico del territorio, la de dar oportunidades al enorme talento que hay en Aragón; en definitiva, construir una sociedad aprovechando de la mejor manera posible nuestros recursos.

Pero al margen de los instrumentos institucionales, el Estatuto es nuestro compromiso para la convivencia, y en estos 40 años se ha desarrollado un complejo tejido social. Es por ello que una de las razones del reconocimiento por parte de las Cortes a Aspanoa el pasado 23 de abril fue la de ensalzar a las entidades que han podido desarrollar una labor solidaria, tejiendo redes de colaboración reconocidas en las competencias propias del Estatuto, como dice el capítulo 71. El autogobierno no solo garantiza, pues, la autonomía de las instituciones aragonesas, sino que empodera a la sociedad civil para que trace su propio camino.

Quiero terminar situando la acción de las competencias del Estatuto de Aragón más allá de nuestro territorio. El Estatuto, amparado en la Constitución española, significa que Aragón es partícipe activo del proyecto común que es España, y que, por tanto, comunidad y país son indisolubles.

Feliz 40 cumpleaños, aunque no acaban aquí las celebraciones. El aniversario del Estatuto se solapará con la conmemoración de los 40 años de las Cortes de Aragón. Además, la Aljafería, sede de las Cortes desde 1987, también cumple 25 años desde su última reforma, emprendida por las Cortes, y reapertura al público para el disfrute y conocimiento de nuestros últimos mil años de historia. Celebrar todo esto, ser conscientes de lo que somos y tenemos, es la mejor manera de encarar con ilusión y orgullo el futuro de Aragón.

Javier Sada Beltrán es #presidente de las Cortes de Aragón

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