Cambio de tendencia en el mercado laboral aragonés y español. Solo cinco días después de conocerse la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre, con datos muy positivos, los mensuales del Ministerio de Trabajo indican que la creación de empleo se frena: sube el paro y los afiliados caen en un mes de julio por primera vez en 21 años. El Gobierno achaca este retroceso a que parte de las contrataciones se adelantaron a junio y al fin de los contratos a profesores tras el curso escolar. No obstante, también es muy perceptible la influencia de una inflación descontrolada y de una creciente incertidumbre internacional. Los altos costes de la energía y las materias primas repercuten en una menor actividad y ocupación. 

El empleo había resistido bien hasta ahora el impacto de la crisis energética provocada por la guerra de Ucrania, pero finalmente las secuelas de un IPC disparado son insoslayables. Los datos de afiliación y paro del mes de julio muestran ya un cambio de tendencia de la actividad en el país. De hecho, la afiliación a la Seguridad Social se redujo en 7.400 personas, lo que supone la primera destrucción de empleo en un mes de julio de toda la serie histórica.

La consolidación o no de este negativo cambio de tendencia depende en buena medida de la evolución de la elevada inflación, que empobrece a los ciudadanos y resta competitividad a las empresas. El Gobierno ya ha adoptado medidas, pero son necesarias más, como reducir las cargas fiscales sobre ciudadanos y empresas para estimular la demanda interna o ajustar los ingresos y gastos públicos, al igual que está haciendo el sector privado. También urge una revisión global del modelo energético: además de medidas coyunturales de ahorro, hay que facilitar la tramitación de las instalaciones energéticas, especialmente de renovables.