El entretenido viaje de Sánchez

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE.
Atienza / Efe

Por casualidad he leído estos días ‘El viaje entretenido’. Es una obra escrita por Agustín de Rojas Villandrando (1572-1635) a comienzos del siglo XVII. 

Está disponible para su lectura en dos ediciones que ofrece en internet la Biblioteca Digital Hispánica, una de 1604 y otra de 1614; junto con la versión del Centro Virtual Cervantes a partir de la edición de 1603 «cotejada con la edición crítica de Jean- Pierre Ressot (1972)». Salvando los siglos, tiene partes desternillantes. Eso sí, las burlas y comentarios son políticamente incorrectos, lejos de la mojigatería contemporánea, de ahí que resuene con más gracia la retranca que cargan.

Hacia el final del Libro I, en la página 139 de la edición de 1614, se detiene en describir las «ocho maneras de compañías y representantes» detallando la industria teatral de la época. Dice «hay bululú, ñaque, gangarilla, cambaleo, garnacha, bojiganga, farándula y compañía». Con cada una de ellas, se puede hacer la correspondiente correlación con la actualidad tanto de la vida de cómicos y artistas teatrales como de la forma con la que el ‘dotor’ Pedro Sánchez está gobernando su partido y esta España nuestra.

En la gradación del asunto el más simple y pobre es el bululú «un representante [actor] solo, que camina a pie y pasa su camino, y entra en el pueblo, habla al cura y dícele que sabe una comedia y alguna loa». Como un monologuista de los que aspiran a ganarse la vida contando historias. Sigue con ñaque, «dos hombres […] hacen un entremés, algún poco de un auto, dicen unas octavas, dos o tres loas, llevan una barba de zamarro, tocan el tamborino […] viven contentos, duermen vestidos, caminan desnudos, comen hambrientos y espúlganse el verano entre los trigos y en el invierno no sienten con el frío los piojos».

Después, la «gangarilla es compañía más gruesa; ya van aquí tres o cuatro hombres, uno que sabe tocar una locura; llevan un muchacho que hace la dama». Luego, el «cambaleo es una mujer que canta y cinco hombres que lloran». Sigue con la «compañía de garnacha son cinco o seis hombres, una mujer que hace la dama primera y un muchacho la segunda […] Están ocho días en un pueblo, duermen en una cama cuatro, comen olla de vaca y carnero, y algunas noches su menudo muy bien aderezado. Tienen el vino por adarmes, la carne por onzas, el pan por libras y la hambre por arrobas. Hacen particulares a gallina asada, liebre cocida, cuatro reales en la bolsa, dos azumbres de vino en casa y a doce reales una fiesta con otra».

Continúa con la «bojiganga, van dos mujeres y un muchacho, seis o siete compañeros, y aun suelen ganar muy buenos disgustos, porque nunca falta un hombre necio, un bravo, un mal sufrido, un porfiado, un tierno, un celoso ni un enamorado: y habiendo cualquiera de éstos, no pueden andar seguros, vivir contentos, ni aun tener muchos ducados […] Este género de bojiganga es peligrosa, porque hay entre ellos más mudanzas que en la luna y más peligros que en frontera (y esto es si no tienen cabeza que los rija)».

Sigue después la «farándula es víspera de compañía». Y termina con «las compañías hay todo género de gusarapas y baratijas […] diez y seis personas que representan, treinta que comen, uno que cobra y Dios sabe el que hurta. Unos piden mulas, otros coches, otros literas, otros palafrenes, y ningunos hay que se contenten con carros, porque dicen que tienen malos estómagos. Sobre esto suele haber muchos disgustos».

Sánchez ha pasado del bululú a la gestión cesarista, mejor dicho, bonapartista del PSOE. Caben muchas chanzas y paralelismos con su compañía de partido. El viaje, la trayectoria que viene recorriendo, apunta a un escenario tragicómico, con poca comedia y más tragedia para el conjunto de la ciudadanía. El ñaque de los santos y justos de los ERE de Andalucía y el resto de bojiganga parece que empuja al partido a una crisis difícilmente superable en otros territorios. O se espabilan los socialistas o el sanchismo va camino de triturar su propia historia, como decía Rojas a propósito de Sevilla, «si no tuviera en sí alguna gente tan traidora, de tan malas obras y tan infames palabras».

Chaime Marcuello Servós es#profesor de la universidad de Zaragoza

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