Aún estamos a tiempo... si hacemos algo

Un aspecto del bajorrelieve que decora el frontispicio del Congreso de los Diputados.
Aún estamos a tiempo... si hacemos algo
Congreso de los Diputados

El 15 de junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas en España. 

Las ganó UCD, aunque no por mayoría absoluta, lo que obligaba al partido vencedor a que pactar y dialogar con el resto de las fuerzas políticas.

Ante la amenaza que representa la inflación, vuelve a ser necesario un gran acuerdo nacional de todas las fuerzas políticas y las organizaciones sociales para frenar el alza de precios

Cuando se constituyó semanas más tarde el correspondiente gobierno, flotaba sobre la mesa de aquel primerizo Consejo de Ministros el dato de que la inflación en España se acercaba peligrosamente al 30%, lo que ponía al país al borde de una crisis económica sin precedentes, con el riesgo, como señala Ramón Tamames en su ‘Estructura económica de España’ de la "sudamericanización" de la inflación y el aumento de los precios entre el 30 y el 50 por ciento para el año siguiente, lo que hubiera supuesto una gravísima ruina para buena parte de la sociedad española, temerosa, inquieta y empobrecida a la sazón. Había que hacer algo, y como el mismo Tamames relata, el gobierno se puso de inmediato manos a la obra para abordar un plan económico de salvamento y saneamiento de la situación económica de España. No voy a entrar en detalles, recogidos en la abundante literatura que existe sobre aquellas circunstancias; pero sí voy a llamar la atención de que entre la fecha de aquel primer Consejo (5 de julio de 1977) y la firma de los pactos de la Moncloa (octubre de 1977) transcurrieron tan solo algo más de tres meses. Quiero imaginar la vorágine de contactos, encuentros, reuniones y mesas de trabajo que debieron producirse en ese corto intervalo de tiempo; el derroche de templanza, tolerancia y renuncia que debió producirse entre unos y otros, el sentido de Estado con que todos concurrieron a la búsqueda de una salida, me atrevo a decir que hasta un cierto patriotismo estuvo presente en aquél proceso que culminó en los Pactos de la Moncloa. Tras cuya firma por parte de prácticamente todas las fuerzas políticas, sociales y económicas España dio un suspiro y comenzó una senda de recuperación. La inflación fue bajando y se consiguió la estabilidad de la economía; la aproximación a Europa y la integración plena de España y posteriormente la entrada en el club del euro fueron hitos que iban confirmando la normalización de nuestra economía y el inicio y consolidación de un notable crecimiento. Y nunca más la inflación se acercó ni de lejos a la de 1977.

Se hizo en los años setenta y puede volver a hacerse

Ahora la inflación ha vuelto, por razones varias y complejas. Es alta, sí; pero al igual que entonces, y antes de que sea más tarde y más difícil, sería conveniente hacer algo, advirtiendo que en situaciones como estas el gobierno debe llevar la iniciativa, pero no la exclusiva, pues es imprescindible la implicación de toda la sociedad.

Aún estamos a tiempo de crear los mecanismos conducentes al diálogo y al consenso; estamos asustados, pero de peores hemos salido. Y no cabe esperar a que la inflación se dispare y se complique aún más la situación. El tiempo apremia y tenemos que hacer algo. No bastan los discursos ni las medidas altisonantes, unilaterales y absolutamente inconexas, cuando no dudosamente realizables. Aún estamos a tiempo, pero es necesario un gran pacto nacional. Otra cosa es pobreza y oscuridad.

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