Por
  • Pedro Rújula

Guardias

Desfile de la Guardia Real en Logroño el pasado 8 de mayo para cerrar el acto de la jura de bandera de 370 riojanos.
Guardias
Agencia EFE

Hace hoy exactamente 200 años de un episodio capital en la historia contemporánea española. 

Las Cortes clausuraban sus sesiones, suspendiendo así, en la práctica, su labor de vigilancia cotidiana sobre la actividad política de Fernando VII y de su gobierno. En ese momento crítico se produjo la sublevación de la fuerza armada que protegía al rey: la Guardia Real. Se abrían así siete días de incertidumbre en los que unas compañías de la guardia se reunieron amenazantes a las afueras de Madrid, mientras que otras se mantenían junto al rey haciendo del Palacio Real un recinto inexpugnable.

Todavía hoy no se sabe bien lo que sucedió durante aquellos días entre los muros del palacio, solo que Fernando maniobró, sin éxito, para neutralizar al resto de las instituciones y producir un cambio político. Fracasadas las intrigas, el 7 de julio, los batallones de la guardia rebeldes entraron en Madrid donde se enfrentaron a muerte con la milicia nacional, algunos ciudadanos y los pocos militares presentes en la capital. La Guardia Real fue derrotada por una abigarrada fuerza liberal que demostró la capacidad movilizadora del régimen constitucional. En los días siguientes se produciría un cambio de gobierno que abría las puertas del Ejecutivo a los liberales exaltados. A su manera, el rey se había salido con la suya. Tensando la vida política, haciendo inviable el gobierno del moderado Martínez de la Rosa, se iba rodeando de nuevos argumentos para reclamar la intervención internacional que terminaría acabando con el régimen liberal en 1823.

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