Por
  • Luisa Miñana

La clave

José Luis Balbín
La clave
HA

En el programa número 7 de 'La Clave', emitido el 7 de marzo de 1976 y dedicado a 'La conquista del Espacio', José Luis Balbín reunió a los siguientes invitados: Luis Pueyo (catedrático de Misiles y Vehículos Espaciales, Manuel Bautista Aranda (doctor ingeniero aeronáutico que participó en la puesta en marcha de las estaciones españolas de seguimiento espacial: Robledo de Chavela, Cebreros y Fresnedillas), Willis Shapley (administrador asociado en la NASA), Juan Oro (jefe del departamento de Biología de la NASA), Roy Gibson (director del ESRO, predecesor de la actual ESA – Agencia Espacial Europea), Neil Armstrong, astronauta y el primer hombre en pisar la Luna, hacía entonces apenas nueve años. 

La película que aquel día precedió al coloquio fue 'Con destino a la Luna' (1950), que había sido nominada a dos premios Oscar.

Así de contundente era aquel programa, mítico con toda razón y merecimiento, que apareció en la televisión pública de este país, recién salidos todos del marasmo de la dictadura, que abordaba siempre temas con volumen y largo recorrido, ya fueran en relación con la ciencia, la cultura, la política, o cualquier otra actividad, incluso las no ortodoxas, y que, revisitado hoy en día, sigue produciendo las mismas sensaciones de solidez intelectual, rigor crítico, diversidad de criterio, y capacidad de construir diálogo.

Algo homérico, visto desde nuestro presente, como exclamaba yo misma estos días atrás en redes sociales, ese territorio donde tan poco abundan tales principios y valores. No se trata de nostalgia, porque pensar que hoy un formato como 'La Clave' de Balbín no es posible en ningún medio de comunicación, supone reducir la labor de estos mismos medios a algo bien alejado de su mera razón de existir en la sociedad, sea el tiempo que sea: aquel de los años setenta, en el que comenzaba la exploración del Espacio y la Transición sociopolítica en España, o este de finales del primer cuarto del siglo veintiuno, cuando el mundo se va desprendiendo de sus referencias históricas, pero es aún demasiado pronto para haber consolidado nuevas formas y nuevos paradigmas en las relaciones sociales, para haber asentado los principios éticos que las regirán, o para atrevernos, tal vez, a establecer ya sin asomo de incomodidad que tales principios hayan de ser descartados definitivamente. Hoy todo puede ser todavía.

Precisamente por ello debemos atrevernos a reivindicar con insistencia espacios y tiempos de debate y diálogo como los construidos en las emisiones de 'La Clave', donde se abordaron muchos de los temas que inquietaban a los hombres y mujeres que debían construir la sociedad del momento, tratando siempre de que los diferentes puntos de vista se expusieran con fundamentación intelectual y experiencial, e invitando al espectador a extraer sus propias conclusiones. El ejercicio de la escucha por parte de unos y de otros, participantes en el debate y espectadores, era precisamente una de las claves de la propuesta del programa. Recuperar nuestra capacidad de escucha es, sin duda, una de las prioridades sociales y personales en las que todos, también los medios de comunicación, deberíamos empeñarnos, si no queremos seguir contribuyendo a inflar el conglomerado caleidoscópico de entidades desconectadas unas de otras en el que estamos convirtiendo nuestra civilización o lo que ella será en el futuro.

No todo vale para todo. No siempre la trasfusión de fórmulas entre unos formatos de comunicación y otros tiene sentido. El tono de concurso y reality que ha teñido toda la programación en televisión, o la crispación y banalidad de las redes sociales, no son formas de estar ante la vida a largo plazo. Seguramente el business mediático no renunciará ya nunca a la multiplicación de audiencias y su control mediante el Big Data. Pero su insistencia en vaciar las mentes de criterio ante los sucesos de la vida, sea cual sea su dimensión, puede terminar generando un ejército de seres desarraigados y desesperanzados, ignorantes de casi todo, sin nada o casi nada que perder. Quiero pensar que no será así. Percibo que algunos medios, sobre todo en radio y prensa, entienden ya la urgencia de ensayar propuestas técnicas coherentes y comprometidas con la encrucijada actual. Y eso me da un respiro. Porque en gran medida los medios de comunicación tienen, más que nunca, la clave de lo que seremos mañana.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión