Por
  • Carmen Magallón

Armas nucleares

Explosión de una bomba nuclear de prueba en 1946.
Explosión de una bomba nuclear de prueba en 1946.
Biblioteca del Congreso de Estados Unidos / Reuters

El Sipri de Estocolmo, en su informe sobre armas nucleares, explica que, aunque ha habido cierta disminución de ojivas, está creciendo el número de las desplegadas en fuerzas operativas, es decir, puestas en alerta disponible.

 Alguien tiene que alertar del peligro que esto significa para el conjunto de la humanidad. Siempre se había argumentado que estas armas son disuasorias, que las terribles consecuencias humanitarias que se derivan de su uso son la espada de Damocles que disuade, pero no más. Ahora asistimos a la amenaza de utilizarlas en la guerra Ucrania. Ha sido Rusia, uno de los nueve Estados del mundo con armas nucleares, y junto a los Estados Unidos el de mayor capacidad, quien ha dado el paso de la disuasión implícita a la amenaza explícita, un indicio de que estamos a merced de la potencial irresponsabilidad de los países poseedores. En el lado de la sensatez, encontramos que con la reciente adhesión de Guatemala son ya 62 los países que han ratificado el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), convirtiendo a América Central en la primera región del mundo unida totalmente al tratado. Pronto, del 21 al 23 de junio, se reunirán en Viena los Estados parte del TPAN en lo que será la primera conferencia de revisión. La guerra en Ucrania incrementa la importancia de que también los países no firmantes, como España, asistan a esa conferencia, al menos como observadores. El futuro de todos depende de qué polo crezca, si la irresponsabilidad o la sensatez.

Carmen Magallón es presidenta de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz y de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión