Al raso se celebra mejor
Los más agoreros llevan años advirtiendo de la burbuja creada con los festivales en España, que se acercan al medio millar, y de un inminente pinchazo.
Pero este no llega, entre tanto algunas suspensiones y fracasos de taquilla (no tantos) se van alternando con éxitos de público y artísticos morrocotudos, y en conjunto se mantienen entre las industrias culturales más boyantes del país, todavía en crecimiento e imprescindibles para que funcionen las cosas en el sector de la música, tan precario.
La gran mayoría ha sobrevivido a los dos años anteriores, excepcionales por la covid, manteniéndose en barbecho o manifestándose de forma más controlada, adaptada a las restricciones sanitarias, o directamente virtual. Otros hasta han nacido en pandemia y ahora se van a probar en condiciones de casi total normalidad. Porque este 2022 sí que hay verano con todas las letras; no solo con sus temperaturas insoportables, también con la invitación permanente a celebrar al aire libre, esa experiencia que se sublima cuando la música la convoca.
Con el ciclo Música al Raso y un cartel como hace años que no se veía en Zaragoza ya en el Parque Grande, o con El Bosque Sonoro abierto desde hoy en Mozota, la temporada de las grandes citas en Aragón está lanzada. Los días y semanas venideros, afortunadamente, van a ser de muchas oportunidades de disfrute y hasta de algunas elecciones dolorosas, por la coincidencia de carteles apetecibles y, ay, porque a las limitaciones de la covid les suceden ahora las crecientes en el bolsillo.