Por
  • Javier Sebastián

En las tabernas

En las tabernas
En las tabernas
Pixabay

George W. Bush dijo una vez que la mejor manera de acabar con la deforestación del planeta era talar todos los árboles, así nadie volvería a hablar del asunto. 

Olvidó un pequeño detalle: así nadie volvería a hablar de ese asunto... ni de ningún otro. Si fue una broma, tuvo poca gracia. Si lo dijo en serio, demuestra la estulticia intelectual del que en su momento fue el hombre más poderoso del mundo. Es un ejemplo de argumentación estúpida. Otro caso en el que el verbo se pone al servicio de los tontos es el de la tenencia de armas en USA. Es comprensible que Charlton Heston se opusiera a su prohibición, pues su carrera hubiera quedado en entredicho. Pero, al fin y al cabo, una película es eso, una película. Ficción. Otra cosa es lo del invitado de honor de este año a la Convención Nacional del Rifle, Donald Trump, porque lo suyo es pura realidad. Allí dijo que gracias a las armas hay más seguridad en las escuelas. Literal. Da pena el razonamiento, pues en lo que va de año han muerto en USA por arma de fuego 18.593 personas, según datos del ‘Gun Violence Archive’.

En otras latitudes todavía no hemos caído tan bajo argumentando, pero esa querencia por lo tabernario que exhibió hace poco algún que otro político, propio de pandilleros (RAE: grupo de personas que se asocian con fines delictivos o embaucadores), malotes, buscavidas y desheredados, tan a lo Jack Sparrow en ‘Piratas del Caribe’, resulta enternecedora. Por falsaria. Y un poco ridícula, la verdad.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión