Día de las Fuerzas Armadas. 

Y Huesca es la ciudad anfitriona aunque los ecos han llegado hasta Zaragoza; por las esquinas del centro sorprenden estos días grupos de hombres y mujeres equipados como si fueran a subirse al cohete en cualquier momento.

Este desfile es una fecha fija en el calendario. Cuando toca, vemos los aviones, los desfiles, los paracaidistas, las autoridades…, el colorín. Pero este año es distinto. Todos, tanto los más afines a lo militar como los que se puedan mostrar más críticos, van a contemplar el despliegue de nuestras Fuerzas Armadas con una perspectiva diferente.

La guerra de Ucrania nos ha dejado en la puerta la posibilidad de un conflicto armado. Un conflicto que ya sufrimos, no con proyectiles, pero sí con consecuencias humanas y económicas. Así que por primera vez en mucho tiempo seremos conscientes de que esos hombres y mujeres que van a mostrarnos su cara más deslumbrante en las calles de Huesca van a ser los rostros que tendrán que defendernos si pasase lo que nadie quiere.

Hasta ahora nuestro Ejército ha participado en misiones humanitarias en el extranjero, algunas realmente peligrosas pero que nos quedaban muy lejos. Y en labores de ayuda y rescate; aquí no fallan cuando el Ebro nos desafía.

En los debates de barra de bar se ha cuestionado la función del Ejército en un país que daba por hecho la paz como modo de vida. ¿Para qué ese gasto?, se lanzaba al aire. Putin nos ha dado las razones. Hoy aprendemos a distinguir un misil táctico Iskander-M de un 3M-54 Kalibr.