Director de HERALDO DE ARAGÓN

Perfil de oposición

Feijóo a su llegada al Senado, este miércoles.
Perfil de oposición
Juan Carlos Hidalgo

La última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) no deja lugar a la duda.

Mayoritariamente, los españoles observan con preocupación la crispación que afecta a la política nacional y también, casi de manera unánime, reclaman grandes pactos de Estado que permitan solventar asuntos tan preocupantes como, por ejemplo, el precio de la energía. La tensión, de la que se culpa a los políticos y no tanto a los medios de comunicación, parece alcanzar el disgusto entre la población. Se extiende el malestar y en los equilibrios parlamentarios irrumpe la geometría variable.

Alberto Núñez Feijóo está construyendo un perfil de oposición a Pedro Sánchez con unas herramientas bien distintas a las empleadas por Pablo Casado

Ocurrió este pasado jueves en el Congreso de los Diputados. Por primera vez en la legislatura una ley, en este caso la audiovisual, fue aprobada sin el apoyo (optó por la abstención) de Unidas Podemos. Una quiebra en la relación de los dos socios de gobierno que traduce las evidentes diferencias políticas, pero que también fue convenientemente aprovechada por el PP, que con su abstención permitía que la futura ley superara este trámite parlamentario. El PSOE se encontró solo, distanciado de sus socios de referencia, y afectado por un distanciamiento que los populares no dudaron en aprovechar.

Alberto Núñez Feijóo se expresa, frente a la etapa de Pablo Casado, con un mayor control sobre su partido, pudiendo desplegar, en consecuencia, toda su habilidad política. La abstención del PP, que dejó que saliera adelante la ley audiovisual, responde a la proyección de una imagen de responsabilidad que casa con el deseo mayoritario expresado por la encuesta del CIS. Frente al abandono de Unidas Podemos o de los socios independentistas de Sánchez, Feijóo se dibuja a sí mismo como un referente de estabilidad, aunque el viernes advirtió que no se puede insultar a la oposición y luego reclamar su apoyo.

Un apoyo en
forma de abstención puede resultar más letal para el PSOE que un rotundo rechazo 

Ante la tradicional y esperada respuesta negativa de la oposición, apoyada en una inquebrantable cerrazón próxima a la parálisis, el nuevo líder de los populares pretende construir una imagen de su partido ajena a toda polarización. Feijóo, que tampoco arriesgó en exceso ante la opinión pública al abstenerse en la ley Audiovisual, logró apropiarse de la centralidad y de la responsabilidad de quien aspira a presidir un gobierno para situar aún más fuera del mapa político a los socios de Sánchez.

La distancia entre los dos miembros del Gobierno, ejemplificada en docenas de cuestiones y que define una relación política que a ojos de Unidas Podemos solo podía mostrarse estable si quedaba asentada en la amplificación de sus diferencias con el PSOE, ha terminado por marcar la legislatura, aunque nunca antes de este pasado jueves había dejado a Sánchez en situación de tan elocuente debilidad en el Congreso. Con el independentismo también distanciado de la Moncloa, siendo esta una de las grandes preocupaciones del PSOE, el final de la legislatura se presenta abierto, advirtiéndose todo tipo de posibilidades. Pese a que poco tardó Sánchez en escenificar con su vicepresidenta Yolanda Díaz una reconciliación, el presidente habrá de aprender a convivir, si quiere agotar la legislatura, con la inestabilidad que implican un Consejo de Ministros desunido y un respaldo parlamentario incierto. Mientras tanto, Feijóo, que tiene claro cuál es el camino que lleva hasta la Moncloa, continúa convencido de que un apoyo parlamentario a tiempo resulta más letal y rentable que un ‘no’ rotundo.

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