Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

La era de la atención

La era de la atención
La era de la atención
Heraldo

Valor y precio son dos conceptos muy relacionados, pero distintos como ya avisaba Quevedo: "Sólo el necio confunde valor con precio". 

El valor es un concepto de carácter subjetivo y abstracto, su cuantía depende de la apreciación personal. En cambio, el precio es un concepto objetivo que puede medirse fácilmente y que depende de la ley de la oferta y la demanda. Por ejemplo, en nuestra sociedad se ha disparado la oferta de información; sin embargo, escasea la atención. En consecuencia, lo que cada vez es más valioso es nuestra atención y hay gente dispuesta a pagar un precio cada día más alto por tenerla.

Nuestra época es la ‘era de la atención’ más que la ‘de la información’

"Se invierten literalmente miles de millones de dólares en encontrar la manera de conseguir que poséis vuestra mirada en una cosa y no en otra; que compréis una cosa y no otra; que os preocupéis de una cosa y no de otra. Este es literalmente el propósito del diseño de muchas de estas tecnologías en las que habéis depositado vuestra confianza para que os ayuden a pilotar vuestra vida". Es lo que afirma James Williams, uno de los estrategas más brillantes de Google durante una década, en su libro ‘Clics contra la humanidad’ (2021). La atención ha pasado a ser un bien escaso y codiciado por las grandes empresas tecnológicas, que desvían y explotan nuestra voluntad aprovechándose de la vulnerabilidad psicológica.

Las grandes plataformas son en esencia empresas de publicidad. De ahí sacan sus mayores beneficios y por ello quieren acaparar toda la atención posible de los ciudadanos. Cada día con más asiduidad, los seres humanos satisfacemos nuestros deseos de consumidores a cambio de nuestra privacidad. Aceptamos la vigilancia intrusiva sin preocuparnos de que los gigantes tecnológicos controlen nuestra libertad y la del mercado. De hecho, acaba de conocerse, sin que haya provocado ninguna airada reacción social, que Google accede a la ubicación de cada usuario español más de 400 veces al día. El promedio de intrusiones diarias entre los europeos es de 376 y entre los estadounidenses, de 747, casi el doble. Según un estudio del Consejo Irlandés por las Libertades Civiles, los datos recabados se emplean para las subastas en tiempo real de espacios publicitarios personalizados que los usuarios ven constantemente al navegar en internet según sus afinidades e historial de navegación. El proceso está automatizado, todo sucede en centésimas de segundo. Se estima que en 2021 este sistema generó unos ingresos de 112.000 millones de euros en EE. UU. y Europa.

Los datos privados de los internautas son accesibles para más de 4.500 empresas de todo el mundo, incluidas algunas de Rusia y China. La cuestión es que no hay ninguna forma de controlar cómo y para qué se emplean esos miles de millones de datos. Además, Google no es la única tecnológica que participa de este juego; también lo hacen otros gigantes como Facebook, Amazon, Microsoft y los chinos.

La atención humana se ha convertido en el recurso más escaso en medio
del torbellino informativo que envuelve constantemente al ciudadano

Existe, pues, una auténtica subasta de la atención de la ciudadanía. El filósofo Byung-Chul Han denomina ‘capitalismo de la información’ a este modelo de control (‘Infocracia. La digitalización y la crisis de la democracia’, 2022). Y lo asocia a un ‘capitalismo de vigilancia’ (Shoshana Zuboff) "que degrada a las personas a la condición de datos y ganado consumidor" frente al ‘ganado laboral’ del que habló Foucault al reflexionar sobre el capitalismo industrial.

El capitalismo, tanto liberal (Occidente) como autoritario (China), ha pasado de ser un modelo económico basado en lo material a una economía basada en la atención, lo que hace que muchos servicios en línea se ofrezcan de forma gratuita. Los ciudadanos olvidamos frecuentemente que cuando Google, Apple, Facebook, Tik Tok… nos ofrecen gratis sus fantásticas y adictivas aplicaciones su objetivo final es mantenernos atrapados en vez de acudir a las de la competencia. Solo buscan nuestra atención porque así es más poderoso su control y sus multimillonarios ingresos.

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