Por
  • Carmen Magallón

ONU y guerra

Asamblea Genesal de la ONU en la que se ha decido la suspensión de Rusia en su Consejo de Derechos Humanos.
ONU y guerra
Jason Szenes

Ante la guerra de Ucrania, muchos se preguntan dónde está la ONU y qué hace al respecto. 

Parece estar desaparecida. No lo está. Sencillamente y como en ocasiones similares, está coartada. Lo está por el derecho a veto que posee Rusia en el Consejo de Seguridad (CS), el órgano responsable en la ONU de regular la fuerza en el ámbito internacional. Las otras cuatro potencias nucleares: EE. UU., Francia, China y Reino Unido, también lo poseen.

Defiendo a Naciones Unidas y pienso que si no existiera habría que crearla, pero cada día está más claro que necesita una reforma. Ha llegado el momento de eliminar el derecho de veto, extremo que impide al CS tomar decisiones cuando es alguna de estas potencias la que viola el derecho internacional. Es el caso de la invasión de Ucrania, pero antes sucedió en Irak y en otros casos. El veto es la camisa de fuerza que impide una gobernanza global eficaz, el principal obstáculo para el cumplimiento del mandato de la Carta fundacional de la ONU, cuyo Preámbulo dice: "Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas (estamos) resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles". Avances coherentes con este espíritu, como el Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares, se han dado sin la aprobación de las potencias nucleares, apoyándose en el voto mayoritario. No, no es fácil encontrar la vía, pero urge democratizar el Consejo de Seguridad. 

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