Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

Guerra de desgaste

Militares ucranianos cargan cuerpos de soldados rusos en Kiev.
Militares ucranianos cargan cuerpos de soldados rusos en Kiev.
REUTERS

Día 83 de la guerra en Ucrania. 

Lo que Putin creyó hace tres meses que sería una operación relámpago se ha convertido en una feroz guerra de desgaste. Cada día son necesarias más armas para mantener la ofensiva y la contraofensiva en el campo de batalla y cada día quedan menos en los arsenales de las potencias. Occidente habla de problemas para seguir enviando a Kiev los tres sistemas armamentísticos que han salvado a los ucranianos hasta ahora (los misiles antitanque Javelin, los antiaéreos Stinger y el sistema antitanque NLAW). Moscú, por su parte, habría perdido ya más de 700 carros de combate de los 3.000 en activo con que contaba antes de la invasión.

Esta guerra de desgaste se explica porque su trasfondo es un choque ideológico de gran alcance: que el siglo XXI se rija por la ley del más fuerte o por los principios del derecho y de la justicia, que permiten condenar a los culpables de atrocidades y matanzas de civiles. Para Moscú y Pekín, el mayor obstáculo para un orden internacional organizado por las autocracias es la UE, potencia normativa basada en el Estado de derecho, la democracia liberal y el multilateralismo. Por eso, el conflicto de fondo no es entre Rusia y la OTAN, como pretende la propaganda del Kremlin. Putin arrasa a los ucranianos a sangre y fuego porque teme que puedan vivir como sus vecinos europeos, con un Estado que les proporcione educación y sanidad de calidad, con empresas que les ofrezcan puestos de trabajo bien remunerados y con cafés donde puedan conversar libremente de cualquier tema. 

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