Los ‘número dos’ en los gobiernos

Félix Bolaños, ministro de Presidencia.
Los ‘número dos’ en los gobiernos
Europa Press

Se ha escrito recientemente que el ministro Félix Bolaños se ha convertido en el ‘número dos’ del Gobierno, lo que quiere decir que en el organigrama funcional pinta más Bolaños que las varias vicepresidentas que nos asisten y deberían asistir al presidente. 

Es quien está a la derecha del jefe, es su consejero áulico, es el hombre de confianza, el de los encargos y misiones difíciles o comprometidas, el que cena en secreto con la oposición, el que carga con las responsabilidades para que quede impoluta hasta donde sea posible la imagen del presidente. Es el Sancho Panza del adalid don Quijote; es el escudero y como tal debe estar dispuesto a llevarse las broncas, los revolcones y los palos que de otra forma recaerían sobre su jefe. Su predecesor en el puesto era Iván Redondo, que aunque no era ministro, actuaba como si lo fuera. Y ya ven cómo terminó: abrasado.

La figura del ‘segundo’ la inauguró nada más empezar la Transición Fernando Abril Martorell, siempre a la sombra de Adolfo Suárez y dispuesto a sacarle las castañas del fuego, a negociar de tapadillo con la oposición, a mercadear los votos en el Congreso; como buen segundo, a la hora de la verdad fue el chivo expiatorio.

El actual ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, es la última encarnación de una
figura que ha existido en todos los gobiernos españoles desde la Transición

No digamos lo de otro gran ‘segundo’ de nuestra reciente historia política: Alfonso Guerra, presto a tapar las vergüenzas de Felipe González, combativo, batallador y gran protector hasta que tuvo que rendir el último servicio presentando su dimisión.

Todos los gobiernos han tenido esa figura al lado del presidente de turno, como pararrayos de las invectivas que la presidencia suele recibir bien por sus acciones, sus palabras o sus omisiones. Es un hombre (o una mujer) dispuesto al sacrificio.

Leopoldo Calvo Sotelo tuvo el apoyo de Rodolfo Martín Villa y de Rafael Arias-Salgado, en momentos del paroxismo etarra por un lado y de la crisis progresiva de un partido en decadencia; el malogrado Alfredo Pérez Rubalcaba fue ejemplo de otro escudero fiel a González; el en su día todopoderoso Francisco Álvarez-Cascos fue la muleta de los primeros tiempos de José María Aznar como presidente, sustituido más tarde en ese papel por Rodrigo Rato. También rodaron sus cabezas.

La del ‘número dos’, la mano derecha del presidente que sirve también
como pararrayos

José Luis Rodríguez Zapatero colocó como vicepresidenta y segunda de a bordo a María Teresa Fernández de la Vega, sin duda alguna la mujer más experimentada y valiosa de todo el grupo de mujeres ‘penene’ que puso en su gobierno, y que como parapeto de su presidente se ganó el puesto de presidir el Consejo de Estado, cargo que ocupa hasta la fecha.

Mariano Rajoy tuvo como escuderas a dos mujeres incompatibles, pero que hicieron su papel con mayor o menor fortuna: María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría, cuyo bolso ocupó virtualmente el sillón de la presidencia unas horas mientras Rajoy deshojaba aquella tarde la margarita de su dimisión ante unos vasos de malta ‘on ice’.

Luego ha venido a cerrar esta lista de curiosidades este joven de gafas con cara de chico listo que es el señor Bolaños. Que Dios le ampare: los número dos suelen tener una vida incierta.

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