Una gran fábrica para Andorra
La misma semana que el desmantelamiento de la central térmica de Andorra va a vivir uno de sus principales hitos, la demolición de las icónicas torres de refrigeración, el Gobierno de Aragón ha anunciado una relevante inversión industrial en la población turolense.
La empresa química Oxaquim levantará una fábrica con una inversión de 370 millones de euros y la previsión de crear 380 empleos entre 2023 y 2028, para producir un componente de las baterías de coches eléctricos. A la DGA le corresponde ahora tutelar el proceso para que la inversión se ejecute cuanto antes. Al mismo tiempo, tiene que apremiar al Gobierno central para que firme ya el convenio de transición justa que hace tres años anunció la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Una de cal y otra de arena para la comarca Andorra-Sierra de Arcos. Si bien se ha quedado sin la central térmica y sigue sin contar con el prometido convenio de transición justa, la otra cara de la moneda es el anuncio de la construcción de una gran fábrica y dentro de un sector estratégico muy relevante en estos momentos en que la UE está inmersa en un ambicioso proceso de cambio de modelo energético. La millonaria inversión de Oxaquim irá precedida además de otra de 7 millones en la planta que tiene en Alcañiz para aumentar su capacidad productiva, modernizarla e incorporar a 10 trabajadores más para sumar un total de 50 en plantilla.
La inversión resulta aún más valiosa porque la fábrica que se va a instalar en Andorra producirá ácido oxálico, destinado a alimentar las baterías eléctricas de los coches. Oxaquim es el único fabricante de este componente en Europa. Se trata, pues, de una apuesta estratégica que coopera a incrementar el atractivo industrial de Aragón en el proceso de transición ecológica en el que está inmersa buena parte de la comunidad internacional.
