El papelón de Robles

La ministra de Defensa, Margarita Robles.
El papelón de Robles
EP

Vaya papelón que ha terminado haciendo la ministra de Defensa, Margarita Robles, en el asunto Pegasus. 

Asunto, por cierto, en el que hay más aspavientos que sustancia. Lo que tampoco es extraño, porque la política española, desde hace demasiado, es en un altísimo porcentaje puro teatro; eso sí de mala calidad, cuando no de baja estofa. El caso es que el miércoles día 4 Robles se empleó a fondo para defender a capa y espada el trabajo y las decisiones de Paz Esteban como directora del CNI. Pero el pasado martes, sin haberse cumplido una semana de su firme intervención en el Congreso, Robles no solo destituía a Esteban sino que justificaba la decapitación con eufemismos y salidas por la tangente. ¡Con abogadas así no hay cabeza que aguante sobre los hombros! Hay que suponer que la ministra sufrió no pocas presiones que la empujaban a dejar caer a una directora del CNI cuya profesionalidad tanto había alabado. Presiones, sin duda, desde la Moncloa, quizás con Bolaños, el ministro para todo, como ariete. Sánchez necesitaba que funcionase la guillotina para aplacar a los separatistas. Y al final Robles se prestó a soltar ella misma la cuchilla e incluso a vender la moto a la opinión pública con razones palmariamente absurdas, como que no se trataba de una ‘destitución’ sino de una ‘sustitución’. Robles, suponemos, salva así su propia cabeza, pero tal vez hubiera hecho mejor dimitiendo ella misma antes que prestarse a servir como verdugo de Esteban. Los separatistas se hubieran llevado dos cabezas, pero la ministra habría respaldado con los hechos su criterio, manteniendo la coherencia y la dignidad políticas en lugar de formar parte de una maniobra a todas luces desastrosa. Lo dicho, ¡un papelón!

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