Por
  • Juan Antonio Falcón Blasco

Ser europeo

Ser europeo
Ser europeo
Pixabay

Es frecuente el pensamiento que basa la grandeza de un país en el poder militar, el desarrollo económico o la influencia geopolítica. 

Tal punto de vista se asienta sobre el paradigma de que tal atributo depende de la capacidad del Estado para imponerse y someter a otros Estados o individuos a su voluntad. Sin embargo, la auténtica grandeza de una sociedad se edifica sobre su capacidad para fomentar la dignidad humana, la igualdad y la equidad. Y, en última instancia, esto es lo que significa el ideal del proyecto de construir una Europa unida.

La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha resaltado cuatro hechos. El primero es que esta agresión ha unido todavía más a los europeos en torno a la Unión Europea (UE), como hacía tiempo que no se veía. El segundo se refiere a la contundente respuesta de la UE a la invasión, impensable anteriormente. El tercero constata que ha vuelto a cumplirse la pauta según la cual la UE avanza cuando se enfrenta a una crisis. Y el cuarto hecho pone de manifiesto que ser europeo es un activo importante y que simboliza un valor.

En el mundo actual, el tema de la libertad ha vuelto a un primer plano en Rusia y China, al igual que en otras partes del planeta. La nueva rivalidad entre Rusia y China, por un lado, frente a Europa y Estados Unidos, y Occidente en general, por otro, es una competencia entre sistemas políticos incompatibles. Estos sistemas autoritarios que están creando vasallos por imitación producen una significativa competencia a los valores europeos. Nos enfrentamos a una alternativa que pudiera sustituir a los valores representados por la Unión Europea. Una alternativa a la democracia liberal y al Estado de derecho.

Europa debe pensar en lo que quiere llegar a ser y no en lo que fue en el pasado

Sentado esto, hay que ser conscientes de que la suposición en base a la cual la libertad y la democracia de corte europeo vencerán no se puede dar por sentada. La Unión Europea es un referente en cuanto a libertades y derechos humanos en el convulso contexto internacional, donde el ejercicio de un poder estatal arbitrario está restringido. Por lo tanto, el nacionalismo y el imperialismo son sus peores enemigos.

Además, la Unión Europea no es simplemente una máquina de toma de decisiones, de financiación de políticas o de imposiciones a los Estados miembros y a los ciudadanos. En última instancia, y fundamentalmente, es una comunidad sostenida por valores que han proporcionado el ímpetu para la integración siempre ansiada por el Viejo Continente.

Los europeos deben ser realistas. La "soberanía estratégica europea" no es un concepto abstracto. Al contrario, posee cuantiosas implicaciones prácticas. Podemos estar seguros de que plasmar este objetivo hará de Europa un continente más próspero y seguro en un mundo que cambia velozmente, lo cual beneficiará de la misma forma a la comunidad internacional.

Obviamente, los europeos nos reconocemos en nuestras naciones, tradiciones y en unas raíces que han forjado lo que ahora somos. Pero no es viable continuar instalados en el pasado como algunos pretenden, porque nos divide y nos hace débiles. Aisladamente considerados, los europeos estamos abocados a tener cada vez menos peso político y económico. No podemos competir en solitario con las grandes potencias actuales, ni con las emergentes.

Los valores en torno a los que se está construyendo la Unión Europea son su principal fuerza y constituyen su gran atractivo frente a las potencias autoritarias

Es por ello por lo que necesitamos fortalecer nuestro acerbo común y extender nuestras miras más allá de nosotros mismos para crear un nuevo futuro juntos. Europa debe centrarse en lo que Europa quiere llegar a ser, no en lo que Europa fue. Estemos seguros de que la unión afianzará nuestro espíritu como seres humanos y, sin duda, como europeos.

El proyecto de integración europea ha traído estabilidad y prosperidad como nunca antes habían vivido los ciudadanos europeos, además de ser la mayor aventura colectiva de éxito en la cual se han embarcado. La paz, la democracia, la libertad, la solidaridad, la igualdad, la justicia, el respeto de los derechos humanos y el Estado de derecho, todo ello, sustentado por un entorno de pujanza económica, están en la base del sueño de una Europa unida. Están en la médula del significado de ser europeo.

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