Temporeros de cátedra

Temporeros de cátedra
Temporeros de cátedra
Pixabay

Un filólogo, una bióloga y un psicólogo emprenden su camino de retorno a la tierra que dejaron en busca de oportunidades. 

La pandemia ha cambiado su escala de valores. La situación geopolítica, sumada a los planes familiares y la crisis ecológica, les ha motivado para dejar puestos académicos de mayor o menor estabilidad en EE. UU., y aventurarse a vivir en un medio económicamente precario, personalmente feliz. Desde sus diversas disciplinas, comparten escollos de similar naturaleza. El país que añoran, ese que primero les dio una beca por haber demostrado su valía intelectual a golpe de expediente, no considera sus títulos de posgrado conseguidos fuera de fronteras europeas. Su convalidación, con un golpe de fortuna, será admitida a trámite dentro de unos meses previo pago. Mendigan certificados. Apostillan. Invierten en notarios y traducciones juradas. Hay que probar suerte. Brindan y bromean sobre su regreso, mientras debaten en torno al sentido del éxito. Fue bonita mientras duró, la movilidad exterior. Se sintieron un poco temporeros: durante años marcaban el calendario y compraban billetes de avión con toda la premura posible. Otoño. Navidades. Primavera. Viaje veraniego y media vuelta. Les puede la culpa con el chiste, porque no es lo mismo trabajar de sol a sol, sobre la tierra, que en una biblioteca o en un laboratorio. Y no van a contar lo de las cucarachas y los ratones. Les digo que son carne de jota: No levantes tanto el vuelo, / palomica, palomica, / porque te saldrás de España / y no sabrás volver luego.

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