Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

¿Cuánto hay que castigar a Rusia?

Una momento del encuentro entre Pelosi y Zelenski.
Un momento del encuentro entre Pelosi y Zelenski.
EFE

Hace 68 días, Putin lanzó una invasión sobre un país vecino. Pocos creyeron que llegaría a dar este paso. Y pocos pensaron que el conflicto sería largo. La primera reacción de Occidente fue exigir al Kremlin el fin inmediato de su aventurerismo militar. El objetivo era parar la ofensiva cuanto antes para evitar una sangría. Se armaba a las maltrechas tropas de Zelenski para que se defendieran, pero el plan era negociar.

En poco más de dos meses, el escenario ha cambiado notablemente. El agresor solo cosecha fracasos, uno tras otro. El agredido, a cambio, cada día se muestra más letal. La respuesta occidental también ha evolucionado. Estados Unidos, sobre todo, está trasladando a Ucrania un material militar cada vez más sofisticado y eficaz. El objetivo ya no es tanto el sentar a las dos partes en la mesa de negociación como el debilitar al ejército ruso.

En este punto, surge la disyuntiva estratégica: ¿Hay que diezmar a Rusia para que ni se le ocurra pensar en invadir otro país vecino? ¿O es mejor no doblegar al país más extenso del mundo hasta el punto de convertirlo en una potencia humillada, aislada y aún más peligrosa?

Occidente parece decidido a dar un respaldo sin límites al acoso a las tropas herederas del Ejército Rojo por haber empezado una guerra brutal. Ayer mismo, Nancy Pelosi, la dirigente estadounidense de más alto rango que visita Kiev, garantizó a Zelenski «solidaridad inequívoca» hasta que «logre la victoria». La cuestión es hasta qué punto debe llegar el castigo infringido al agresor.

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