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Cartas al director de HERALDO: La atención a las urgencias en Fraga

Centro de salud de Fraga.
Centro de salud de Fraga.
Patricia Puértolas

La atención a las urgencias en Fraga

El lunes de Pascua acudí al Centro de Salud de Fraga acompañando a mi hermano aquejado de una severa insuficiencia urinaria, fortísimos dolores e inflamación de la vejiga. 

Estábamos pasando unos días en nuestro domicilio familiar de Zaidín y pensamos que lo lógico era ir al Centro de Salud comarcal de Fraga, a 12 kilómetros, para que lo atendieran de urgencia. Al llegar al mostrador, la administrativa le dijo que la norma, ahora, es que las urgencias sean atendidas en los dispensarios de cada pueblo. Le dijimos que había pasado la noche sin ornar y que tenía fuertes dolores, pero no hizo sino repetir la norma: "De noche o por la tarde, sí; pero por la mañana, las urgencias las tienen que atender en el dispensario del pueblo". Nos quedamos estupefactos. Ni la persona que nos atendió ni sus compañeras de oficina, que bajaron la mirada hacia sus papeles, se atrevieron a consultar el caso con el personal sanitario. Volvimos a Zaidín y el médico del dispensario se quedó atónito. Él y la enfermera procedieron a practicarle a mi hermano un sonda, con la que le extrajeron un litro y medio de orina con sangre y nos derivaron, con un exhaustivo informe, al Hospital de Barbastro, donde lo atendieron también debidamente. ¿Qué hubiera sucedido si a mi hermano le hubiera ocurrido algún percance serio en el trayecto de vuelta de Fraga a Zaidín? Supongo que al responsable que elaboró ese plan de racionalización del servicio de urgencias le darían este año, tan cajaliano, el Premio Aragón a las Ciencias, y a la trabajadora que nos atendió, por el celo puesto en su labor, el de Funcionaria Ejemplar. Entre tanto esos merecidos reconocimientos lleguen, nuestro profundo agradecimiento a la Salud Pública de este país y a los médicos, enfermeros y al resto del personal que nos atendió en Zaidín y Barbastro.

Mario Sasot Escuer. ZARAGOZA

El destino de Lázaro después de resucitar

Déjenme recomendarles un relato muy oportuno para estas fechas que circundan la Semana Santa. No es que sea edificante desde el punto de vista religioso, pero acaso cuente entre sus virtudes la de la verdad y el realismo que subyace bajo la belleza de su estilo literario y del terror que inspira su lectura: ‘Lázaro’, del escritor ruso-finlandés Leónidas Andréiev (1871-1917). Se trata de un cuento sorprendente que no te deja indiferente porque da la vuelta al mensaje optimista de la resurrección de Lázaro en el Nuevo Testamento. Efectivamente, después de tres días yaciendo en el sepulcro, el amigo de Jesús es resucitado por este. Pero si en los Evangelios ya no sabemos más de él, el cuento nos narra su existencia posterior. Existencia, que no ‘vida’, porque quien regresa ya no es el Lázaro alegre y vital que bajó a la tumba, sino, al contrario, un ser en el que se juntan las huellas físicas y la tristeza sobrecogedora e infinita de la muerte. Y lo que es más aterrador: cómo su mirada vacía infunde en quien se posa ese pesar y la desilusión y apatía provocadas por la certeza de esa muerte. Y de esta manera, los juerguistas más irredentos, los apasionados enamorados y los artistas y filósofos más idealistas de Palestina y Roma se contagian de la desesperanza mortal... Acaso es que los dioses siguen siendo imperfectos en su interacción con los hombres, como eran los de la mitología clásica.

Carlos San Miguel Echeverría. TARAZONA

La mujer en la Iglesia

La Iglesia tiene que cambiar de mentalidad respecto al papel que en ella desempeña la mujer, porque debe adaptarse al ‘siglo’ sin perder, claro, la identidad querida por Jesús y la suya propia. En los últimos tiempos el genio femenino, del que habla Juan Pablo II en la ‘Mulieris dignitatem’, ha despertado y ha contribuido a una mejora de toda la sociedad. Veamos tres ejemplos de este cambio. Chiara Lubich fundó los Focolares durante la Segunda Guerra Mundial y muchas mujeres han tenido cargos en el movimiento. La fundadora ha dado digamos un toque femenino, que ha afectado a toda la asociación. En el terreno caritativo contamos con la ONG católica Manos Unidas, para ayudar a los países empobrecidos del Sur, formada por un grupo de mujeres de Acción Católica, que en los años sesenta no se limitaron a ello, sino que trabajaron por lograr un mayor reconocimiento de la mujer en la Iglesia, a través de asociaciones internacionales. Además, las destinatarias de esa ayuda suelen ser mujeres a quienes dan educación y protagonismo, porque ellas son esenciales para la supervivencia de sus comunidades. El padre Ignacio Larrañaga fundó los Talleres de oración y vida, un método de nueva evangelización, que confió a los seglares. Pues bien, desde su comienzo en 1984, alrededor del 90% de los responsables en los distintos niveles y guías sin función directiva han sido y son mujeres, muchas de ellas madres. ¿Por qué no puede ser una mujer maestra de oración y tener una responsabilidad en el movimiento?

Javier Pueyo Usón. ZARAGOZA

Los desastres de la guerra

La situación en Ucrania nos permite ver cada día y en directo los horrores de una guerra injusta que afecta, sobre todo, a los ucranianos, pero también a cualquier persona de bien que, cerca o lejos, ve las imágenes que nos trasmiten los reporteros. Es de especial dramatismo observar a los niños, como víctimas de esta violencia, tanto los que han perdido a sus padres, como los evacuados, los enfermos y los muertos. Desgraciadamente, los niños han sido víctimas inocentes en cualquier conflicto bélico que ha tenido lugar. En este sentido quiero recordar que Francisco de Goya, entre 1810 y 1815, dibujó 82 grabados donde mostró ya la miseria de las guerras, en unas imágenes especialmente crueles producidas durante la Guerra de la Independencia en Zaragoza (1808) y Madrid (1811-1812). De algunas de aquellas escenas fue testigo directo; de hecho a Goya algunos lo consideran como un precursor del fotoperiodismo. Los grabados fueron agrupados bajo el nombre, precisamente, de ‘Los desastres de la guerra’, donde nos muestran también los efectos del hambre y de las plagas. En catorce de los grabados aparecen un total de diecisiete niños de ambos sexos, de edades comprendidas entre la lactancia hasta la adolescencia, casi siempre semidesnudos, heridos, desnutridos e incluso muertos, hasta en seis ocasiones. Invito al lector a acceder a los grabados titulados ‘Y son fieras’, ‘Ni por esas’, ‘Estragos de la guerra’ y ‘Sanos y enfermos’, seguro que le impresionan. Todos ellos constituyen imágenes desoladoras por la intensa carga dramática, la desesperación y la brutalidad que reflejan. No a la guerra.

Jesús Fleta Zaragozano. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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