Por
  • Pablo García Ruiz

Nos hemos hecho más participativos, móviles y diversos

Nos hemos hecho más participativos, móviles y diversos
Nos hemos hecho más participativos, móviles y diversos
Heraldo

Hace cuarenta años, el Estatuto de Autonomía se proponía (art. 6) tres objetivos importantes y necesarios para modernizar la sociedad aragonesa que, con otras palabras, se pueden enunciar así:

a) facilitar la participación de todos los aragoneses en la vida política, económica, cultural y social;

b) impulsar la mejora de las condiciones de vida, especialmente las que eviten el éxodo y hagan posible el regreso de los aragoneses que viven y trabajan fuera de Aragón;

c) promover la mutua solidaridad entre los diferentes territorios de Aragón.

Creo que en todos ellos se han producido logros significativos. Por un lado, nos hemos hecho más participativos. Ciertamente, la aragonesa siempre ha sido una sociedad muy relacional: nos gusta vivir en la calle, pasear, sentarnos en una terraza, ver y ser vistos, charlar con quienes nos topamos por causalidad, aunque tengamos algo de prisa. Por eso, nos costó tanto soportar el confinamiento durante la pandemia. Pero, además, en estos cuarenta años hemos aprendido a llevar esa apertura y buena disposición al ámbito cívico y político. Hemos vivido manifestaciones ciudadanas inolvidables, ligadas a causas diversas, que han reunido multitudes capaces de expresar pacíficamente sus opiniones, su indignación, sus temores y sus demandas. Ese paso adelante ha permitido consolidar la acción social de muchas organizaciones cívicas, culturales, vecinales, de cooperación, de acogida, comarcales y locales. En ellas, hemos aprendido a compartir y a debatir, a promover ideas y proyectos sin esperar a que nos resuelvan los problemas desde Europa. Hemos aprendido a valorar lo propio y a exigir el reconocimiento de lo nuestro (ya sea el agua o los bienes culturales).

La población aragonesa se ha hecho más móvil y más diversa. La autovía, el AVE y el aeropuerto han mitigado el impacto del éxodo: muchos aragoneses siguen saliendo a trabajar y a vivir en otros lugares, y en otros países, pero no se sienten tan lejos. Es más fácil ir y venir. Muchos otros, de hecho, vienen. De turismo, rural, de nieve o urbano. Otros, los ‘nuevos aragoneses’, llegados de otros países y culturas, se quedan y se afincan. Y participan cada vez más.

La solidaridad entre territorios, en fin, ahí está, como aspiración y como realidad. Creo que cada cual ha sabido coger su vela y encenderla para que alumbre, dando impulso local a la actividad económica, cultural y social, haciendo brillar lo que vale. A la vez, hemos sabido encontrar consensos y reciprocidad. Ojalá sepamos mantenerlos.

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