Agua gratis, faltaría más

Cerca de 700 afectados de gastroenteritis tras beber agua embotellada
El embotellamiento de agua ha aumentado el consumo de plástico en todo el planeta
HA

Uno de los grandes despropósitos de las últimas décadas en todo el planeta ha sido el auge del agua embotellada en detrimento de la que sale del grifo, incluso en los países más ricos donde esta prestación, con la calidad debida, debiera estar garantizada. 

Se ha disparado aquel consumo no por prescripción médica o como experiencia gourmet, sino por un negocio consentido y en ocasiones hasta alentado por la administración pública responsable de cubrir esta necesidad humana, de las básicas que primero pueden justificar la existencia de un Estado. Y se ha contribuido así a extender la plaga de los plásticos como con pocos otros vicios de nuestro tiempo, precisamente cuando la crisis climática está asomando algo más que la patita.

La Ley de Residuos que acaba de entrar en vigor debiera poner algo de coto a este desatino. Incluye una medida muy transformadora que va a generalizar en toda España algo aplicado ya en varias comunidades autónomas, por ejemplo en la vecina Navarra: la obligatoriedad de ofrecer agua gratuitamente en la hostelería. Se hace norma algo que es costumbre en bares y restaurantes de media Europa, y también en bastantes españoles.

Donde llevan tiempo trabajando así por imperativo legal o por voluntad propia no les ha ido mal, y ha hecho de ellos unos lugares más amables para todos. Como no les fue mal con la eliminación del tabaco hace ya 11 años, aunque se anunciara entonces el desastre económico absoluto para estos negocios.

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