Por
  • Pablo Guerrero Vázquez

Celia

Celia
Celia
Pixabay

Sabina todavía no sabe quién le robó el mes de abril, pero algunos ya intuimos que, no el mes entero, pero sí sus noches, y algunas de sus siestas primaverales, nos las robará dichosamente la pequeña Celia.

La conocimos cuando únicamente habían transcurrido los primeros compases del pasado 20 de marzo, con vistas a los viejos árboles del parque José Antonio Labordeta, a los que tan solo mecía aquella madrugada una ligera brisa. Nada quedaba de la borrasca que, con nombre de niña recién nacida, los batió los días previos.

Hija, mientras no te quejes, o no lo hagas mucho, en el coche tu padre te pondrá a Sabina y a Labordeta. También a Serrat, que cantaba aquello de que, aunque nos empeñamos en dirigir vuestras vidas, es inevitable que terminéis tomando decisiones soberanas, que no autónomas. No lo dijo así, pero vaya, se sobrentiende. Por eso ahora, recordando los versos de aquella canción, solo puedo desear que te sientas siempre libre para decidir, y respaldada en la decisión que tomes, que no sufras más de lo debido y que, cuando dentro de un tiempo, puedas leer estas líneas, seas la mitad de lo feliz de lo que nos ha hecho a nosotros ahora.

Gracias, Celia, por esta tregua esporádica que me ha permitido atender mi compromiso mensual con HERALDO. Mil gracias, también, a todos los trabajadores del Servet que con tantísimo cariño nos habéis tratado estos días. Y gracias infinitas, eternas, a tu madre, que es quien ha hecho posible el pequeño –momentáneamente– milagro que eres.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión