Las dificultades que tiene muchas empresas aragonesas para encontrar trabajadores con la cualificación profesional que requiere su actividad se ha convertido ya en un lastre que frena el crecimiento económico.

 Y revela un desajuste en la sociedad que impide canalizar las expectativas laborales de las personas hacia las oportunidades reales de empleo. Las instituciones y las propias empresas tienen que hacer un esfuerzo para informar, formar e incentivar los perfiles profesionales que la realidad económica demanda

Con más de 60.000 personas desempleadas resulta una amarga paradoja que al mismo tiempo muchas empresas tengan problemas para contratar a los trabajadores que necesitan. La demanda insatisfecha se extiende por sectores muy diversos y alcanza a profesiones con requerimientos de formación muy variados. Y se relaciona no solo con la recuperación económica en curso, que supone un aumento de la producción y las inversiones, sino también con la necesidad de buscar relevo para los empleados que se van jubilando. Como señala el presidente de CEOE Aragón, esta situación indica que algo importante se está haciendo mal en las instituciones, en las empresas y, en definitiva, en el conjunto de la sociedad. Y es urgente buscar soluciones que han de basarse en una estrecha cooperación entre la Administración y el sector privado. Habría que empezar por informar, especialmente a los jóvenes, de qué salidas profesionales ofrecen oportunidades de encontrar con facilidad un empleo. Pero hacen falta también programas de formación muy flexibles y pegados a la realidad, en los que tienen que implicarse las empresas. Sin olvidar los necesarios incentivos para atraer personal a tareas que en este momento pueden parecer poco valoradas. Superando los desajustes del mercado de trabajo, se conseguirá, en primer lugar, reducir el paro, y además, impulsar el crecimiento de la economía.