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ISM

Siempre hay otra perspectiva. Si se toma en serio este principio, entonces hay que preguntar qué es lo que no se ve. 

Aunque, habitualmente, las inercias, la pereza y las prisas de la vida cotidiana nos hacen evitar ese esfuerzo. Nos quedamos en un surco y vemos el mundo desde donde nos instalamos. Pura comodidad. Nos resistimos a cambiar. Hasta que una novedad o un contratiempo empuja a otra posición. Sin embargo, cuando alguien de confianza se acerca para advertir, la cosa es distinta.

En mi caso, tras publicar lo de la ‘banca digital’, me escribió una persona de confianza discrepando. Desde su punto de vista, las entidades financieras están en el foco de la polémica "como columna de humo para que la gente no piense en otras cosas más importantes". Léase inflación, déficit y, sobre todo, la gestión de las Administraciones públicas, tanto en la definición de políticas como en el detalle de la atención a la ciudadanía. Frente al cerrojazo, recuerda que en lo peor de la pandemia las oficinas de su entidad estuvieron abiertas; con las plantillas al 50% para preservar la salud y pensando en las sustituciones pertinentes. De tal manera que se alternaron semanalmente, teletrabajando. Considera que fueron un ejemplo. "No así las Administraciones, buena parte estaban cerradas y sin atender al público". Y señala unas cuantas, comenzando por la Agencia Tributaria, el SEPE, las Oficinas Comarcales de Agroambiental, etcétera.

Con eso quería enfatizar que, al menos en su entidad, ningún cliente ha vivido una decisión semejante en su forma de operar ni en su atención personal, "¡pero la Administración nos ha dejado tirados por falta de previsión, medios y ganas!". Le constan casos sangrantes ‘teletrabajando’ en casa sin ordenador. Desde su perspectiva "sobra personal de las Administraciones que no hace nada". En la parte que me toca defiendo la función pública, pero da otro aldabonazo recalcando que la atención a clientes y ciudadanía en general es ‘sangrante’ cuando se comparan los modos de las Administraciones frente al resto, incluyendo las entidades financieras.

Hemos reprochado a las entidades financieras su proceso de digitalización, pero en las oficinas bancarias se trabaja y atiende a los clientes, mientras que las Administraciones públicas han aprovechado la pandemia para crear un muro frente al ciudadano

A su juicio, estas últimas han ampliado la forma de relacionarse con sus clientes, "sin perder lo esencial de nuestro trabajo que es el asesoramiento y la confianza". E insiste, "las Administraciones nos han obligado a utilizar los canales telefónicos (locura hasta que te cogen) y la web (absolutamente confuso porque no estaban preparados, poniendo parches). La consecuencia de todo esto es que llegas a Hacienda (Albareda, paradigmático), después de pedir cita con un mes de plazo; te presentas a las 9.00 y haces cola en la calle (con el frío también). Va pidiendo el DNI un guardia jurado que lo comprueba en una lista y va dejando pasar. Cuando entras, aquello es un balneario, porque ¡no hay nadie! Funcionarios en sus mostradores y sin gente que atender. No hay nadie en el patio, ¿qué hacen si no atienden a nadie?". Su queja sigue. Se siente súbdito, contribuyente y cada vez menos ciudadano. En su entidad, reduciendo plantillas y, sin embargo, "las distintas Administraciones han aumentado en 400.000 personas contribuyendo a incrementar de manera demencial el déficit público y generando una deuda que no podrán pagar ni nuestros nietos".

Le molesta que se ponga el foco en su mundo financiero y no en las Administraciones. Incluido el IASS o lo del carnet de las familias numerosas. A su juicio no se está haciendo nada por mejorar "pero de esas circunstancias no se ocupa la prensa, es mucho más fácil disparar contra los malvados bancos, ‘que se hacen ricos manejando nuestro dinero’, cuando los tipos de interés están en negativo. A pesar de todo, ayudamos con el cajero e incluso con la declaración de la renta y cualquiera que viene a la oficina es atendido". Se enfada, "porque como empleado bancario me siento mal tratado en toda esta polémica… y la empresa que me paga, también". Posiblemente tiene razón. Un empleado de banca no es un banquero, ni tampoco un cajero automático. La digitalización de servicios es un asunto cada vez más poliédrico. Nos toca pelearla a todos. Siempre hay otra perspectiva.

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