El presidente del Gobierno de Aragón ha afirmado que «si alguien puede enarbolar la bandera del ecologismo con más títulos que nadie es el sector agrario y cárnico». Lo cierto es que este dinámico sector está compuesto mayoritariamente por empresas familiares muy comprometidas con el medio ambiente, con el bienestar animal y la sostenibilidad de su entorno y «muy dispuestas a seguir mejorando para ser el primer sector aragonés en cumplir todas las prescripciones de la política contra el cambio climático». Javier Lambán ha hecho una justa defensa de un pilar, a la vez tradicional e innovador, de la sociedad rural aragonesa que es fundamental tanto desde el punto de vista económico como nutricional y de fijación de la población en las comarcas de la Comunidad.

Lambán ha aprovechado el foro organizado por HERALDO sobre el sector cárnico, en la sede de Caja Rural de Aragón, para glosar la relevancia que la ganadería, junto con la agricultura y la agroindustria, tiene para la región. De hecho, ha apostado por hacer un esfuerzo para explicar a las sociedades urbanas que «lo que hacen no solo es sostenible, sino además imprescindible para el sostenimiento de las ciudades», añadiendo que «los productos que llegan son de gran calidad». El presidente, buen conocedor del medio rural, hace una sensata y merecida loa del complejo agroalimentario que en Aragón representa más del 10% del PIB y del 12% del empleo.

Tras la garrafal metedura de pata del ministro de Consumo, Alberto Garzón, que con la mayor irresponsabilidad puso en duda en la prensa británica la calidad de los productos cárnicos españoles, ahora urge aprovechar el revuelo provocado para promocionar el sector. Los ministros están para respaldar a un pilar clave en la economía nacional que en los últimos años sufre un acuciante problema de costes de materias primas y energía.