Banca y mayores

Una pareja de jubilados operan en el cajero automático de una entidad bancaria en Zaragoza.
Banca y mayores.
Laura Uranga

La vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño, en recientes declaraciones a HERALDO, se refería al problema de la exclusión financiera. 

Afirmaba que "tenemos que asegurarnos de que en este proceso de cambio no perdemos elementos indispensables como la buena atención al cliente o la información financiera. Por eso se han puesto en marcha medidas específicas para garantizar el servicio en las zonas rurales y hemos urgido al sector a responder de forma eficaz a las necesidades de los colectivos más vulnerables y, en particular, nuestros mayores".

La verdad es que suena a generalidades, porque eso de las medidas específicas para las zonas rurales o no se han hecho públicas o no se han concretado. Lo único que llega de los pueblos más pequeños, caso de la provincia de Teruel, es que están desapareciendo los cajeros automáticos, donde los había, porque las sucursales, aunque abrieran solamente algunos días, se fueron cerrando.

Los pueblos pequeños están habitados en buena parte por personas mayores, pensionistas, a los que les resulta difícil desplazarse. Por contra, la reestructuración bancaria, menos sucursales y menos personal, ha hecho que el servicio se reduzca. En Teruel un 60% de los municipios se han quedado sin oficinas. El problema de los mayores no afecta solo al mundo rural. En las ciudades se encuentran tan perdidos o más, porque el trato resulta a veces más impersonal.

Entre las muchas denuncias que se han publicado, el profesor José Badal decía en HERALDO: "No veo que sea tan difícil entender que, a la velocidad a la que ahora se suceden las innovaciones tecnológicas, muchas personas son incapaces de desenvolverse". Si la tecnología produce un trato sin humanidad ni sensibilidad algo ha fracasado; y la culpa no la tienen las máquinas sino quienes deberían prever esos problemas.

Hay personas que se encuentran desamparadas ante un cajero o ante una aplicación informática. Como también en muchos casos en el servicio telefónico implantadas por muchas empresas y por las Administraciones públicas para citas y todo tipo de gestiones. El beneficio empresarial no puede ser el único principio que rija el funcionamiento del servicio a los clientes. Durante años los bancos y, sobre todo, las antiguas cajas afirmaron que lucharían contra la exclusión financiera en el mundo rural.

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