Por detrás del virus
El Gobierno ha decidido fijar un precio máximo de los test de autodiagnóstico de 2,94 euros a partir de mañana.
Se trata de un coste inferior al existente hasta ahora en las farmacias, que oscilaba entre los cinco y ocho euros como media, pero es superior al que es posible comprarlos en Alemania y Francia, entre otros países. El Ejecutivo no garantiza, pues, un precio semejante a nuestros vecinos y, además, llega tarde. También parece ir por detrás de la pandemia respecto a la vacunación. A pesar de que desde hace seis semanas se conocía la gravedad de la variante ómicron, solo ahora el Ministerio de Sanidad ha aprobado la tercera dosis para los ciudadanos de entre 18 y 40 años. Se entienden las dificultades para hacer frente a la pandemia, pero después de casi dos años sigue dando la sensación de que los gobernantes van por detrás del virus.
España se situaba en el rango de países europeos con los precios de los test más caros, en la misma línea que Italia o Bélgica, donde están en una horquilla de entre 5 y 10 euros. El precio se sitúa ahora más cercano al de otros países que permiten su venta en los supermercados, aunque sigue siendo superior. La medida hubiera sido mucho más oportuna en las pasadas Navidades, cuando la demanda agotó las pruebas en las farmacias y los precios se dispararon. No obstante, bienvenida sea ahora porque, en plena séptima ola, son muchos los ciudadanos infectados cada día que pueden recurrir a este tipo de pruebas sin saturar los centros de salud.
La tardanza en adoptar algunas decisiones que parecen obvias, desde asegurar a las familias el acceso a test a precios asequibles hasta agilizar los procesos de baja/alta laboral, denotan falta de liderazgo. El Gobierno central y los autonómicos deben ser mucho más ágiles a la hora de dar respuestas a los problemas que va planteando la evolución de la covid.
