Por
  • María Pilar Clau Laborda

La incertidumbre

La incertidumbre.
La incertidumbre.
Pixabay

La incertidumbre nos ha sabido bien", dijo ayer mi sobrina Marina. 

El año que va a comenzar voy a sumergirme en la incertidumbre. Hasta hace poco tiempo creía que ser responsable era prepararme, organizar, no dejar al azar hechos, palabras ni circunstancias. Pensaba que de esa autoexigencia dependían el éxito y la felicidad.

En los últimos meses, sin embargo, he comprobado que si no precavo tanto soy más libre y tengo más paz, espero menos y recibo más, y no por ello soy menos responsable sino que lo soy, además, en otros aspectos que entre tanta anticipación me pasaban inadvertidos: salud y libertad.

He comprobado que el control, el perfeccionismo, es severo y desapacible, y que la incertidumbre es mullida, afable y vibrante; en ella radica la sabiduría. He huido de la incertidumbre sin saber que contenía el bien que deseaba. Con mis cautelas cerraba la vida y dejaba de ver y de oír, atentas la mirada y la escucha a prever, a presentir. El futuro ha sido siempre un desconocido y a mí me ha parecido conocerlo. ¡Qué vanidad! Solo era una falacia.

El año que va a comenzar voy a sumergirme en la incertidumbre, me dejaré asombrar, dejaré que me enseñe, que me emocione. Que las dudas descansen. No dedicaré más tiempo a resolver dudas que a la vida. Me haré preguntas sin esperar la respuesta. Dejaré que la vida me responda, que la vida me cuente.

Observaré con interés la incertidumbre, esa estrella sin elementos calculables que guarda el secreto de la autenticidad, la esencia de la vida: la espontaneidad, el instinto, la sabiduría primordial, la intuición. La lógica, la precisión en el cálculo y la memorización son necesarios, pero también lo son la sorpresa, lo inesperado.

La vida es un misterio. El no saber es el impulso de la vida. Estar vivo es mágico. A veces lo inesperado viene a solucionar lo que nuestro empeño no logra resolver.

Mientras termino de escribir el artículo, Marina lee detrás de mí. "Tía: no dije ‘Nos ha sabido bien’, dije ‘No se ha sabido bien...’". Las dos nos echamos a reír. ¿Saber o saber? ¿Sabiduría o sabor? Ambos están en la incertidumbre. Las risas espontáneas, como el ingenio y la creatividad, no son fruto de la previsión.

El año que va a comenzar veré en la vida la belleza del arte, viviré con sencillez y con plenitud, y no con autoexigencias. Conquistaré cada día para ganar la vida y la libertad.

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