Navidad, Navidad

Navidad, Navidad
Navidad, Navidad
Pixabay

Un amigo se tomó la molestia de indagar en las redes los motivos que aparecían en las felicitaciones navideñas. 

Se encontró multitud de arbolitos, renos y otros adornos decorativos. Tuvo que acudir a ‘Navidad Católica’ para encontrar el nacimiento de Cristo. A la Comisión Europea ha llegado la protesta de muchos por la recomendación, luego retirada, de ‘felicitar las fiestas’ en lugar de ‘felicitar la Navidad’.

Esta sociedad nuestra, occidental y desarrollada, da la impresión de desconocer sus raíces y su fundamento. No es espontáneo. Tras una pretendida laicidad, hay una sistemática intención de borrar las raíces cristianas de nuestra historia. El problema básico de estas sociedades, decadentes y envejecidas, no es lo que viene de fuera sino el agotamiento vital e ideológico que arrastran, que lleva a confundir la tolerancia con una especie de desarraigo espiritual e histórico que, sencillamente, parece querer situarnos en el vacío.

También estos días entrañables nos deben recordar a quienes lo pasan mal. Es fácil sentir empatía con esa niña del colegio de Canet y con su familia, desamparados por las autoridades que deberían asegurar los derechos ciudadanos. De los tres poderes del Estado, solo los tribunales de Justicia han dejado claro que el derecho a la educación en la propia lengua no se puede anular. Aunque lo que se pide solo es una proporción pequeña dentro del total de las clases. Pedro Sánchez y su Gobierno miran para otro lado y en el Congreso de los Diputados el PSOE no ha querido apoyar un posicionamiento de la oposición frente al despropósito de la Generalidad.

En otro escenario, preocupa la situación en el este de Europa, donde Rusia amenaza a Ucrania, negándole su derecho a su independencia y a su integridad. Por su parte, el dictador de Bielorrusia arroja contra las fronteras a gente que ha sido llevada allí engañada para usarlos como un arma de presión contra Polonia y contra la UE.

Mientras, la pandemia sigue generando sufrimiento y honda preocupación sobre el futuro de la salud y de la economía. El ‘todo va bien’ de quienes gobiernan España ha generado sobre todo ansiedad. Pero no debe faltar nunca la esperanza sin la cual la humanidad se rendiría. La Navidad nos recuerda que los humanos no estamos solos. Para los creyentes, Dios viene a este mundo y no deja a nadie abandonado.

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