Cuando mañana, 20 de diciembre, se conmemore el 430 aniversario de la ejecución del justicia de Aragón Juan de Lanuza V el conocimiento de uno de los personajes más emblemáticos de nuestra historia se habrá visto enriquecido por una investigación multidisciplinar que, dirigida por el bioantropólogo Salvador Baena, ha conseguido contrastar la autenticidad del cráneo y otros huesos que se conservaban en la iglesia zaragozana de Santa Isabel.

El espléndido trabajo realizado por especialistas de muy distintas disciplinas no solo ha permitido confirmar la atribución de los restos óseos al personaje, sino que además ha proporcionado una reconstrucción del aspecto que debió tener el rostro de Juan de Lanuza. Y se han podido averiguar detalles relevantes sobre las circunstancias de su muerte. La investigación dirigida por Baena tiene el gran mérito, por tanto, de aportar luz y ampliar el conocimiento sobre uno de los iconos de la historia aragonesa, y muestra el potencial que tiene la aplicación de técnicas modernas al estudio de la historia. El Justicia fue durante la Baja Edad Media y, sobre todo, en la Edad Moderna una de las instituciones más características del Reino de Aragón y el triste fin de Juan de Lanuza y Urrea, que contaba solo 27 años cuando fue ejecutado en 1591, se ha tomado como un momento paradigmático de la identidad aragonesa y de su voluntad de defensa de las libertades. Con el restablecimiento de la democracia, Aragón recuperó el Justicia actualizándolo dentro del marco de la Constitución española y del Estatuto de autonomía, y con funciones similares a las del Defensor del Pueblo o del ‘ombudsman’ sueco. Durante estos años, la institución se ha ganado el aprecio de los aragoneses por su vocación de defender los derechos de los ciudadanos, especialmente de los más vulnerables, de manera que hoy es parte esencial del patrimonio político con el que Aragón construye su futuro.