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La amiga invisible

¿Qué será, será?
La amiga invisible
Krisis'21

Juan despierta en una fría sala de hospital de techo blanco. El médico le comunica que la intervención ha salido bien pese a la gravedad de sus lesiones. Ha necesitado una transfusión sanguínea. Es normal que ahora se encuentre débil, pero poco a poco se irá recuperando. Pregunta qué día es. Viernes, 17 de diciembre, San Lázaro. Era la fecha marcada en rojo en su calendario porque celebraba con sus colegas del alma la tradicional cena navideña del amigo invisible. "Otro año será, espero", medita mientras cae en la cuenta de que ha recibido el mejor regalo posible de alguien a quien no conoce.

Días antes, en otra sala de techo blanco, Marta abre y cierra la mano derecha despacio, mientras el líquido rojo fluye de su vena hacia la bolsa de 750 mililitros. De vez en cuando toma un sorbo de zumo de piña. Su pensamiento se va a la cita que ha decidido suspender. La enfermera le pregunta cómo está al observar su palidez. "Estoy bien, tranquila". Repasa los motivos que le han llevado a no quedar con sus queridas compañeras: por desgracia, no es buen momento para multitudinarias celebraciones. Y qué mejor que regalar su sangre a un amigo invisible. Desconoce cómo será el destinatario de su preciado líquido, pero le da igual: esa es la gracia de este acto altruista.

El Banco de Sangre de Aragón ha hecho público un mensaje pidiendo donaciones porque las reservas están bajo mínimos. Han aumentado las intervenciones quirúrgicas. Y diciembre es un mes crítico. No hace falta coger cita, atienden desde las 8 hasta las 21, y hay unidades que se desplazan a varios puntos de la comunidad para facilitar la donación. Que corra la voz, amigo invisible.

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