Impulso democrático
«La democracia no ocurre por accidente. Tenemos que renovarla cada generación». Así lo ha afirmado el presidente Joseph Biden al inaugurar la Cumbre por la Democracia, un evento virtual con más de un centenar de países invitados, con las notables ausencias de China y Rusia, que tiene como objetivo fortalecer el sistema democrático frente al autoritarismo y promover los derechos humanos. Aunque el propio mandatario estadounidense ha tenido que reconocer que también debe mejorar la calidad democrática en su propio país y a pesar de que haya invitado a países tan poco democráticos como Pakistán, es destacable el regreso de Estados Unidos al multilateralismo y a la defensa del modelo liberal tras cuatro años de ausencia y boicoteo a cargo de Donald Trump.
Con la pandemia todavía en marcha y la amenaza climática asomando en el horizonte, la Cumbre por la Democracia marca el momento de profunda incertidumbre geopolítica que atraviesa el planeta. En esta coyuntura es lógico que el conjunto de los regímenes liberales defienda sus valores: libertades individuales, soberanía popular, imperio de la ley y pluralismo político. Como ha dicho el presidente del Gobierno español, el modelo democrático es el «mejor antídoto contra cualquier deriva totalitaria».
Una autocracia china cada vez más asertiva en su proyección internacional y en la dimensión interna (con una represión sin contemplaciones) y una pseudodemocracia rusa muy beligerante exigen una respuesta coordinada. Sin embargo, este pulso entre Occidente y los defensores del modelo dictatorial no debe caer en la confrontación ni el aislamiento de Pekín o Moscú. Las democracias liberales deben trabajar de forma coordinada para aumentar su autonomía en sectores estratégicos y, en ciertas circunstancias, prepararse para defender determinadas líneas rojas.
