Por
  • José María Serrano Sanz

Incertidumbre

No hay que olvidar que la duda y las preguntas forman parte esencial del método científico.
'Incertidumbre'
Aránzazu Navarro

Acaba el año con la extraña sensación de que al final esa expresión ‘nueva normalidad’, que nos pareció tan estúpida y carente de sentido a muchos, está llamada a triunfar por el momento. 

Ahora se sabe que consiste en convivir largo tiempo con un equilibrio inestable entre el temor a nuevas variantes de la desdichada pandemia y la esperanza en dosis adicionales o vacunas definitivas. En otras palabras, en el fondo la expresión solo significa que hemos de acostumbrarnos a vivir en la incertidumbre. Aunque, ciertamente, esto no es cualquier cosa, porque a casi todos provoca desasosiego. Y hace reaccionar a algunos con un temor invencible, que disfrazan de prudencia, y a otros con el deseo irrefrenable de apurar la última copa, quizá solo miedo transformado en audacia. En todo caso, queda muy claro que lo racional tiene poco sitio en la nueva normalidad, así que, a esperar tiempos mejores, que la ciencia no fallará.

Pero, en fin, no nos pongamos más dramáticos de lo necesario, porque es preciso reconocer que las situaciones extremas tienen también su consuelo, como bien explicó don Pedro Calderón de la Barca en ‘Cuentan de un sabio que un día…’. Por ejemplo, quién nos iba a decir que presenciaríamos el patético espectáculo que están dando multitud de alemanes y austriacos al desconfiar de la ciencia y sus gobiernos desesperados ante tanta indisciplina. Pobres de nosotros si hubiéramos sido los del sur.

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