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La vacuna por bandera

Cultivo de Mycobacterium tuberculosis, la bacteria que causa esta enfermedad infecciosa
Cultivo de Mycobacterium tuberculosis, la bacteria que causa esta enfermedad infecciosa
HERALDO

Por si no hubiéramos caído en la importancia de que el acceso a las vacunas sea universal para detener las enfermedades, la covid-19 ha venido a mostrarlo descarnadamente. Si los viales no llegan a todo el planeta, las variantes del SARS-CoV-2 seguirán causando estragos hasta completar el abecedario griego pese a tener las herramientas para su control.

La situación creada por esta enfermedad declarada de emergencia en 2020 viene a dar la razón a lo que el microbiólogo Carlos Martín, flamante Medalla del Justicia de Aragón, lleva décadas predicando en el desierto respecto a la tuberculosis. Han pasado 28 años desde que la propia OMS la considerara de emergencia mundial e instara a buscar una vacuna que sustituyera a la BCG para que no nos pillaran in albis nuevas y más letales formas de la enfermedad. Y ahí seguimos, sin aprobar el antídoto, pese a disponer del arma más eficaz: la creada en un modesto laboratorio de la Universidad de Zaragoza, según reconoce la propia OMS, tras haber sido descartadas otras aspirantes, entre ellas la de Oxford.

En la vacuna MTBVAC pusieron Martín y su equipo cabeza y corazón: acordaron con la gallega Biofabri que debía ser asequible a los países en vías de desarrollo.

Buena pista para deducir por qué Bill Gates, que calificó de "brillante" la gestación de MTBVAC e invirtió en ella, dejó de respaldarla aunque funciona: porque solo España puede hacer bandera de ella. Ojalá se pueda probar pronto en lugares como la isla de Fernando Poo, antes de que alguna cepa multirresistente del bacilo de Koch ponga en jaque al planeta. Una buena noticia: en ese caso, España estará preparada para fabricar y poner masivamente la ninguneada vacuna.

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