jefa de Información municipal de Zaragoza en HERALDO DE ARAGÓN

Vuelta a empezar

Preparación de la vacuna de Janssen en el centro de salud Las Fuentes Norte, en Zaragoza.
'Vuelta a empezar'
Oliver Duch

Solo nos faltaba que una nueva variante de la covid, la ómicron, amenazara a Europa para complicar, aún más, la gestión de esta pandemia de nunca acabar. 

Mientras en el viernes negro más comercial se fundían las tarjetas al pagar a precio de oro artículos cotidianos que se tornan en exclusivos cuando los canales de distribución se colapsan y los semiconductores escasean, el pánico a lo desconocido regresaba a las bolsas de valores. Y se cerraba la puerta a Europa desde el sur de África. O al menos se intentaba, porque ómicron ya está aquí, y tenemos para rato. En este mundo a dos velocidades, solo nos acordamos de los que menos tienen cuando variables desconocidas que se expanden por un continente con un 7% de la población vacunada viajan en avión al norte para descafeinar su dulce y blanca Navidad.

No están mejor las cosas en este Aragón del 89% de los mayores de 12 años inmunizados. La solidaridad que no se ha conseguido alertando del peligro del maldito virus que deja más de 3.900 muertos en la Comunidad se propaga cuando se exigen vacunas para poder irse de cañas. Curiosa manera de ejercer la libertad tienen esos negacionistas que solo aceptan protegerse, y protegernos, cuando les amenazan con dejarles sin fiesta. Me cuesta asimilar que un 9,1% del personal sanitario podría estar entre ellos. Igual que nos obligan a respetar su libertad para no inmunizarse se agradecería que ofrecieran garantías de que es seguro dejar en sus manos a los vulnerables. Serán cuidados, qué duda cabe. Pero es muy difícil intentar justificar lo inexplicable.

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