La Lonja
Se acaba de presentar un estudio sobre la Lonja de Zaragoza obra de Carmen Gómez Urdáñez, catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza.
El trabajo se titula ‘La Lonja de Zaragoza. Reyes y ciudadanos’ y ha sido impulsado por el Área del Cultura del Ayuntamiento.
Una de las aportaciones de esta investigación ha sido la identificación de los 153 rostros de la fachada de la Lonja, su tipología y su lugar en la Corona de Aragón, destacando la presencia de rostros de mujeres. Los personajes son familiares del emperador Carlos V y de su esposa, más ciudadanos que representan a la élite económica de Zaragoza.
Junto al libro se ha presentado también un vídeo, dirigido por David Luque, que complementa la investigación de la profesora Gómez Urdáñez y que es un buen documento gráfico para la divulgación de los valores de este monumento zaragozano.
La Lonja zaragozana fue construida entre 1541 y 1551. Es la última de las grandes lonjas de las ciudades de la Corona -Barcelona, Palma de Mallorca y Valencia- y en su construcción se quiso superar a las anteriores. La Lonja de Zaragoza ha sido definido como el edificio plenamente renacentista más importante de Aragón. Fue iniciativa del Concejo de la ciudad, con el patrocinio del arzobispo don Hernando de Aragón, miembro de la casa real aragonesa.
Por dentro ofrece una vista magnífica, en sus dimensiones, su altura y su rica decoración. Entrar en la Lonja debería ser, en primer lugar, para admirar un edificio que llama la atención de propios y extraños. Por eso, a la Lonja zaragozana no le añaden nada las exposiciones que se organizan, con todo mi respeto para los artistas que por allí han pasado. Ella misma es un reclamo para recordar todo el renacimiento en Aragón.
El grupo municipal de Ciudadanos llevó al último debate sobre el estado de la Ciudad una propuesta para convertir la Lonja en un museo temático de la vida y obra de Goya. Según se afirmó en el acto de presentación del estudio sobre la Lonja se estaría pensando en la recuperación de la falsa, de grandes dimensiones, para ese futuro espacio expositivo. Mientras, se podría ir pensando en despejar el gran salón de los paneles y demás elementos y trasladarlos a otro lugar que reúna las condiciones de sala de exposiciones, que seguro que se encuentra si se busca.
