Que gobiernen ellos

'Que gobiernen ellos'
'Que gobiernen ellos'
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Se ha publicado recientemente que el número de asesores que sugieren, inspiran, aconsejan o recomiendan al Gobierno de España se eleva hasta 1.200, lo que habida cuenta del número de ministros (23 con el jefe incluido) quiere decir que cada ministerio se rodea de 52 de estos paniaguados, con independencia de los numerosos secretarios de Estado, subsecretarios, secretarios generales técnicos, directores generales y demás funcionarios de carrera que pueblan ese gigantesco aparato gubernamental que nos lleva por la calle de la amargura.

No me extraña que con tanta gente el Gobierno sea un galimatías y un follón constante, pues sumando a esos asesores los más de 500 altos cargos, resulta que nos está gobernando un sanedrín de más de 1.700 señores (y señoras). De entre ellos hay un número importante de iletrados, por lo que la presencia de la ignorancia se convierte en un factor preocupante y explica la deriva a que nos lleva tanto talento en ebullición.

Desconozco el tiempo que dedicarán nuestros gobernantes a consultar asuntos con esos asesores, pero con tantos y si a todos les consultan, debe quedarles poco tiempo para dedicarse a su obligación, pues quizá deban también tratar de poner de acuerdo posibles discrepancias que seguramente surgirán entre tanto personal. Que se lleva también del presupuesto, o sea a nuestra costa, una pasta gansa. Dicen que hay asesores que cobran más que su ministro o que el mismo presidente, así que deben de tener una sabiduría y habilidades proporcionales. Entonces, ¿por qué no gobiernan ellos y nos quitamos de encima a gente menos útil?

Cuando un gobierno necesita tantos asesores da que pensar si no será por la poca
capacidad de los gobernantes

Alguien dijo con acierto que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error; pero una cosa es vivir y cumplir una función en la organización del Estado y otra ser un vividor y ser miembro de la cofradía de la mamandurria, término aplicable a muchos de esos conmilitones que proliferan más de lo debido y de lo necesario por toda la inmensa red de los organismos, entidades e instituciones que para nuestra desgracia tenemos que soportar y pagar en los niveles europeo, estatal, autonómico, provincial, comarcal y municipal. La abundancia de estos personajes denota la baja calidad de un gobierno, pues con buenos gobernantes se necesitan muy pocos asesores. ¡Qué otra sería España sin tanto asesor!

Es necesario legislar sobre este asunto, y establecer el estatuto del asesor, con su reglamento y disposiciones complementarias. Determinar el modo de acceso y cese, formación y experiencia requeridas, funciones y competencias, retribución, régimen de sanciones, días de vacaciones y moscosos, si tienen derecho a planes de pensiones, etcétera. Todo sea por limitar una perversa discrecionalidad que no debiera existir sin el pertinente control.

Al menos, el puesto de asesor debería estar regulado con un estatuto que estableciese sus condiciones de acceso y su responsabilidad

Me pregunto si la existencia de tanto asesor justifica la presencia de los presuntamente asesorados; que si tanto asesoramiento necesitan es que valen poco por sí mismos o carecen de conocimientos y criterios para el arte de gobernar. Yo prescindiría de cargos y ministros y que gobiernen ellos, los asesores.

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