Compromiso con la infancia

'Compromiso con la infancia'
'Compromiso con la infancia'
ISM

Un año más, el próximo sábado, 20 de noviembre, celebramos el Día Internacional de la Infancia, el día de quienes representan el futuro de la humanidad, pero también el presente. 

Y en este presente, no nos equivoquemos, no hay justicia ni equidad para los niños en el mundo.

Hay una retahíla de razones que privan a millones de niños de su derecho a sobrevivir, desarrollarse y alcanzar su potencial. La mayoría están interconectadas –como la pobreza, los conflictos y el cambio climático– y todas sin excepción, aun siendo el resultado del mal hacer de los mayores, se ensañan especialmente con los más pequeños. Y aún hay más: su género, su etnia, su nivel socioeconómico, su lugar de nacimiento o si viven o no con una discapacidad también representan un lastre en muchos casos insalvable para miles de niños que siguen quedándose atrás.

Este año tiene un significado especial al declararlo la Asamblea General de la ONU, ‘Año Internacional para la Erradicación del Trabajo infantil’, en su resolución 73/327. El trabajo infantil es una lacra que aqueja todavía a 160 millones de niños, de los que 79 millones trabajan en condiciones de peligro. Eso significa que uno de cada diez niños en el mundo sigue involucrado en el trabajo infantil, entendiendo por tal, conforme a los estándares de la Organización Internacional del Trabajo, aquellas formas de trabajo que por su naturaleza y circunstancias los niños no están preparados para realizar, privándolos de su niñez, su potencial y su dignidad. La Convención sobre los Derechos del Niño establece en su artículo 32 que es obligación de todos los Estados firmantes proteger a niños y niñas "contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social", así como establecer edades mínimas de admisión al empleo y reglamentar las condiciones del mismo. La Agenda 2030 tiene por objeto erradicar el trabajo infantil en todas sus formas para 2025. Objetivo que está claramente interconectado con otras metas como la 5.2 (eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación) o la 16.2 (eliminar el abuso, la explotación, el tráfico y toda forma de violencia y tortura contra la infancia). También con otros objetivos, como el fin de la pobreza o el acceso a la educación.

Ante la próxima celebración del Día Internacional de la Infancia debemos recordar que todavía hay en el mundo decenas de millones de niños que se ven obligados a realizar trabajos impropios de su edad, lo que les provoca serios perjuicios

Aunque el ritmo de progreso de la erradicación del trabajo infantil se había acelerado en los últimos años, como consecuencia de la pandemia de la covid ha empeorado la situación. El informe ‘Trabajo infantil: estimaciones mundiales 2020, tendencias y el camino a seguir’ señala que la crisis económica y el cierre de centros educativos han provocado que los niños trabajen más horas o en peores condiciones, obligados a sufrir las peores formas de trabajo infantil debido a la pérdida de empleo e ingresos de las familias vulnerables. En estas condiciones, el informe advierte de que, en caso de que no se adopten iniciativas, el número de niños que realizan trabajo infantil podría aumentar en los próximos meses.

Cuando conocemos estas realidades, nos solemos preguntar qué podemos hacer. Nuestra mirada se suele dirigir a los responsables políticos. Es una buena noticia que el Grupo Parlamentario Socialista haya presentado una proposición no de ley instando al Gobierno, entre otras propuestas, a consolidar los logros obtenidos para evitar retrocesos debido a la covid-19 y seguir avanzando en el objetivo de erradicar por completo el trabajo infantil para 2025. Dicho objetivo exige mantenerlo como una prioridad dentro de la agenda política y económica.

Ello conlleva impulsar instrumentos para asegurar que las empresas españolas en su expansión internacional adopten estándares que garanticen los derechos de la infancia, comprometiéndose a no emplear niños en ningún tipo de trabajo y estableciendo mecanismos de verificación de edad estrictos. También, promover mecanismos para favorecer el seguimiento y la contabilización de la cooperación que se invierte en derechos de la infancia y la medición de su impacto. Así como garantizar que la cooperación financiera, una de las grandes apuestas de la reforma de la cooperación, integra estándares para erradicar el trabajo infantil. Propuestas que expresan un compromiso con la infancia y que van encaminadas no solo a aliviar su sufrimiento sino a que todos los niños puedan crecer, aprender y tener un futuro.

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