Director de HERALDO DE ARAGÓN

Estrategias de debate

Segunda jornada del debate sobre el estado de la Comunidad
Segunda jornada del debate sobre el estado de la Comunidad
José Miguel Marco

El debate del estado de la Comunidad ha vuelto a confirmar la actual vocación de los partidos aragoneses por alejarse de la tensión política. Puede que haya llegado el momento de revisar los procedimientos del que es el principal acto parlamentario del año o quizá, sencillamente, nos encontremos ante una profunda falta de exigencia, producto de la generosa concentración de partidos que conforman el gobierno cuatripartito –un hecho que rebaja el tono del parlamentarismo en Aragón–, pero la evidencia describe, con la inestimable colaboración de la oposición, que el debate del estado de la Comunidad carece de la necesaria repercusión.

El anticipado anuncio de la salida de Luis María Beamonte de la presidencia del Partido Popular, incompresible a ojos del sostenimiento del que debería ser el papel crítico de la oposición, también ha contribuido poderosamente al resultado final del debate y a que la réplica al presidente y líder del PSOE, Javier Lambán, abandonara los límites de la Aljafería para viajar hasta la plaza del Pilar. Ha sido el alcalde Jorge Azcón el adversario a batir –así lo ha querido el propio Javier Lambán– y el debate solo ha anticipado una dinámica de enfrentamiento que nos acompañará hasta las elecciones.

La estrategia de los populares de sacar a Beamonte de la estructura orgánica de la formación en Aragón se ha confirmado apresurada, dejando al partido en una innecesaria debilidad, previa a su congreso y a la designación de su candidato a la DGA, que permite que se alimenten todo tipo de especulaciones. El PSOE, tan solo observando los errores ajenos, se ha apropiado del ritmo político –quizá nunca lo ha perdido–, sintiéndose dueño de conjugar todo tipo de posibilidades que incluyen hasta un adelanto electoral. No corresponde al perfil ni a la naturaleza de Lambán un acortamiento de la legislatura –menos aún con los presupuestos aprobados– o a practicar un giro estratégico de tan importante calado, pero, además, la equivocación del PP le concede a corto plazo una plataforma de tranquilidad que refuerza sus opciones.

Bajo este prisma, el debate ha confirmado la comodidad con la que se mueve el cuatripartito. En un empeño por alejarse de toda fricción interna, los cuatro socios han sabido construir un modelo de pacto donde se respetan las diferencias, pero donde no se asume ningún discurso único que requiera una renuncia previa. En el Ejecutivo se gobierna por parcelas, permitiendo que lo que no gusta se rechace para repeler el desgaste político. Lo socios difieren, sin que nada ocurra, sobre proyectos estratégicos como el agua o la nieve –candidatura olímpica incluida– llegando a convivir con una incomodidad que ha terminado por hacerse llevadera para el PSOE.

A lo largo de estos meses no se han explorado nuevas vías de entendimiento que sirvieran para profundizar en un fortalecimiento del Ejecutivo, confirmando que el acuerdo entre los cuatro partidos sigue amarrado a los mismos puntos que sirvieron para la constitución del Gobierno en 2019. El presidente Lambán, de hecho, ha aprovechado el debate del estado de la Comunidad para lanzar a la oposición una propuesta de pacto sobre 15 puntos considerados estratégicos –a sabiendas de que el acuerdo es imposible– sin reparar en que la sorpresa hubiese saltado si sus palabras hubieran anunciado un acuerdo del cuatripartito en cualquiera de los temas que les diferencian.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión