Un tardío museo de arte contemporáneo

Presentación de la nueva colección permanente del IAACC Pablo Serrano de Zaragoza
El Pablo Serrano anticipa el museo en que se convertirá con una exposición
Francisco Jiménez

En el antes Museo Pablo Serrano y ahora Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos, es fácil ponerse en situación, ‘meterse’ en las obras expuestas, a no ser que al visitante le acongojen el silencio o el eco de sus pasos. 

Han pasado diez años desde que se culminó el agigantamiento del edificio del paseo de María Agustín, tras un proceso carísimo que no se acompasó con ambición alguna en el contenido, y aquello sigue siendo muy poco frecuentado. Y su actividad nunca se ha correspondido con lo que su pomposo nombre proclama.

Ha habido algunas muestras y programaciones valiosas, sí, también se han incorporado colecciones para intentar darle cuerpo, pero poco impulso se ha registrado en todo lo demás que se espera de un centro dedicado a la creatividad más transformadora: en las producciones propias, en la atención a las distintas disciplinas incluidas las emergentes, en una política de compras dotada y con una meta, en los talleres, en publicaciones y otras actividades de difusión, en congresos y debates, en la acción social, en la coordinación con otros lugares consagrados al arte o a la formación de artistas…

Esto ya no llegará. El Gobierno de Aragón, sin alharacas en el anuncio, ha decidido un cambio de rumbo que terminará con la mayor parte del mastodóntico edificio dedicada a una exposición permanente de arte aragonés posterior a la Guerra Civil y un espacio más limitado para montar exhibiciones temporales. Es decir, que se renuncia al sueño de un centro vivo que alentara la creación en la Comunidad Autónoma y la propulsara al mundo, y se gana un museo al uso

Este llega tarde (tres décadas después de que se planteara, antes de que otras muchas ciudades españolas tomaran la delantera), pero cumplirá al menos una función didáctica. Ocurrirá dentro de cuatro años, y antes el nuevo discurso se irá perfilando con una serie de muestras que abarcarán hasta el año 2000. La primera, ‘Aragón y las artes, 1939-1957’, ya está abierta, tiene ‘chicha’ y merece llenar de visitas las dos plantas que ocupa.

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