Pide lo que quieras

'Pide lo que quieras'
'Pide lo que quieras'
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Lo que quieras lo tendrás. 

Siempre que sepas pedirlo bien. Ya que estamos en el pensamiento mágico hay que aprovechar. Pero cuidado. El error se paga con intereses vitalicios hasta el fin del mundo y más allá. Así que más vale no pedir demasiado o nada, o pedir con tiento. La idea es proponer cosas a la sociedad, que las haga ella, sin bajarse del jet privado, o mejor, oficial. Que te nombren a dedo y gastar sin parar, una tarjeta black, eso sí, sostenible, que quiere decir sin límites. La sostenibilidad empieza por uno mismo, como antes la caridad. Son conceptos inclusivos de sí mismos. 

Las virtudes sobran en esto, son rémoras atávicas, restos de serie, saldos. Hay que reciclar todo. Y más, las ideas, que siempre molestan a las cosas. Ahora que quitan del todo la filosofía, ancha es Aragón. Antes se decía Castilla, ancha es Castilla, pero todo cambia a veces. Se promulgan más leyes de las que caben en este tomo pero las compañías spamers, casi todas, siguen llamando a la hora de la siesta, de la comida, de la cena, si las hubiere. La idea es machacar al futuro cliente hasta que se le pueda machacar como cliente de facto, y entonces extirparle el hígado (digitalmente, se entiende) y revender su alma ya exangüe por ahí. Todo ello de forma sostenible. Legiones de llamadores humanos para vender y cero atención humana cuando el incauto intenta llamar o ir a que alguien le atienda. La compañía ideal es la que no tiene ni un humano en plantilla, ni siquiera bajo la plantilla. Pero todo va bien y eso. Pide lo que quieras.

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