Por
  • Laura Bordonaba Plou

Pertenecer

Demolición del pabellón de Filología de la Facultad de Filosofía y Letras
'Pertenecer'
Oliver Duch

Cuando tengo que tener una reunión virtual de trabajo y me encuentro en la biblioteca y no en mi casa, me gusta elegir una de las salas que tiene un gran ventanal frente a las obras de la futura nueva facultad de Filosofía y Letras

Suelo hacer una foto que de vez en cuando comparto en la cuenta de Instagram de la biblioteca. Aunque todo lo que se vea es un trozo de edificio, unos monos azules y unos cascos de obra son las fotos que generan más ‘likes’. No es el hormigón, es la idea de futuro.

Los espacios solo son nuestros del todo cuando los habitamos. Cuando sabes qué escalón tiene una grieta, el cartel que está colocado en un tablón. La pertenencia llega con el hábito, nunca con la provisionalidad. Antes de entrar a trabajar suelo tomar café por alguno de los bares cercanos a la Universidad. Me gusta cuando la persona tras la barra, después de unos días, ya sabe lo que voy a tomar y lo dice en voz alta. En esa frase en voz alta también hay pertenencia y permanencia.

Cada septiembre los alumnos comienzan el curso en la Universidad y yo recuerdo el mío y cómo fui haciendo míos los espacios. Por eso un edificio no es solo hierro sin corazón, forjado sin calor. Es un contenedor de experiencias vitales de una etapa increíble.

Hay pertenencia cuando hay identidad y para eso necesitamos espacios que hagan que resuene ese "somos mejores cuando estamos juntos" que se perdió un poco el día que entraron las excavadoras y comenzaron el derribo.

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