Las chicas del Casetas

Inauguración del nuevo campo de fútbol en Casetas.
'Las chicas del Casetas'
Ruben Losada/FOTOGRAFIARTE

Hay verdades inmutables. 

Por ejemplo, que el fútbol se ve mejor de pie. También, que la camiseta de la Unión Deportiva Casetas es la más bonita de todo el fútbol aragonés y que además va patrocinada por una empresa de piensos ganaderos porque que en los barrios obreros hay que llevar el pecho cargado de cosas tangibles. La relación de los caseteros con el equipo la recuerdo inseparable porque los sábados y los domingos si teníamos una pelota, teníamos también aquellos campos de tierra que rodeaban al estadio San Miguel y que ahora se han dignificado con una reforma. Como están enfrente del cementerio y entonces no gozaban de tantos cuidados, el panorama al bajar al campo eran cuatro porterías con las redes desvencijadas, agitadas por el viento, como banderas tristes que nos esperaban; una patria intermitente.

Allí llegaban las primeras pruebas de que muchos no íbamos a vivir del fútbol. Todavía algunas veces recuerdo jugadas que yo creía impresionantes y que vistas desde fuera seguramente eran como ver pelear a dos sacos de patatas. Mi fútbol era una presentación constante de Marco Pérez con el Real Zaragoza. Lo pensaba mientras veía nevar el pasado enero con el temporal Filomena, pues mientras mi ático se enterraba en nieve, yo veía en los copos las ‘nevadas’ enormes de polen blanco que venían de los campos que nos separan de Pinseque y que nos hacían jugar tosiendo y escupiendo. Aun así, la edad del pavo merece su espacio y la negación de nuestras escasas aptitudes con la pelota era inamovible. Cada uno sacaba lo mejor de sí, cuestión que se disparaba si teníamos público femenino; ahí ya sí que no había tregua al reprochar cada fallo como si aquella historia no fuera a acabar así desde el principio.

El rol de las chicas como espectadoras, porque a ninguno se nos ocurría preguntarles si querían jugar y si se hacía era con ironía, era una constante de nuestra generación de paquetes que veo que ahora se esfuma también en Casetas. Y es que no hace mucho me encontré con la feliz noticia de que hasta cuatro jugadoras del club han sido convocadas por la selección aragonesa, en un gesto de éxito normalizado que si penetra también en los equipos más humildes, es que ya no tiene vuelta atrás. Un golazo por la escuadra a los que fuimos pequeños ‘señoros’ del balón.

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