Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

Zaragoza y nosotros, que la queremos tanto

Escultura de César Augusto en Zaragoza
'Zaragoza y nosotros, que la queremos tanto'
JOSE MIGUEL MARCO

La capital del Ebro es una combinación imbatible de lo antiguo y lo nuevo. 

Desde el grandioso teatro romano de Caesaraugusta hasta el recinto Expo, dos mil años de historia lo atestiguan. Así debe seguir siéndolo ahora que el paradigma más claro del siglo XXI es la concentración de población en los entornos urbanos, sean pequeños o grandes.

La esplendorosa Saraqusta tiene un futuro por escribir que puede ser tanto o más apasionante que su pasado bimilenario. Urge la transición de una sociedad de acumulación a una sociedad de calidad de vida. Junto a la industria mecánica, la agroalimentación y la logística, hay otras muchas oportunidades a su alcance: la educación superior, la atención sanitaria de calidad, la digitalización, las energías renovables, la gastronomía… y, siempre, la cultura, el gran aglutinador de las mejores urbes. No faltan ideas ni proyectos. El reto es conseguir que en torno a estos planes modernizadores se construyan consensos que permitan hacerlos germinar.

La vieja Salduie íbera (y sus herederas) tiene vida propia. Ha visto pasar una civilización tras otra, lo que le ha dado una enorme capacidad de comprender las razones del otro, de asimilar culturas y de acoger a quienes han querido morarla. Por eso está llamada a ser una casa aún más protectora, vanguardista y cosmopolita. La calidad de vida constituirá su armazón; la economía y la cultura serán sus ladrillos; la libertad y la tolerancia actuarán como argamasa. Pero esto solo será posible si nos creemos que la sociedad civil, esa que construye la ciudad, somos cada uno de nosotros. 

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