Responsable de redacción en heraldo.es

Vísperas de las ‘no fiestas’

El café vuelve a las barras
El café no se puede tomar aún en la barra en Aragón
Toni Galán

Nota cómo un codo se le incrusta a la altura del hígado mientras una mano extraña se apoya en su brazo derecho. Casi no puede respirar debajo de la mascarilla. Le ha pillado la hora punta en los paros del tranvía y cruzar Zaragoza es un suplicio. En la parada siguiente aún hay viajeros que tratan de hacerse un hueco a empujones hasta ser engullidos por el tragachicos y grandes. "¡Entran a tapón!", exclama, incrédulo, un hombre desde el interior del convoy.

La joven entorna los ojos y mira al techo. "¡Que tenga que sufrir este agobio para ir a clase y no pueda bailar en la discoteca estos días del Pilar!", se lamenta para sus adentros. Ni siquiera intentó reservar entradas. "¿Para qué? ¿Para estar sentada sin poderme mover del asiento? ¡Vaya juerga! Son las paradojas de las ‘no fiestas’ que se avecinan".

A la misma hora, un hombre entra en una cafetería en pleno centro de la ciudad. "¡Cuidado! No ocupe esa mesa marcada con una cruz, hay que dejarla libre por las restricciones de la pandemia", advierte el camarero.

El cliente responde contrariado: "¡Pero si la mayoría de las comunidades han levantado la mano porque ha bajado la incidencia de la pandemia! ¿Quién lo entiende?". El barman continúa su alegato sin poder ocultar su malestar: "Dentro de los bares el aforo está al 50%, ¡igual que hace un año! Y ahora que está vacunada la mayoría de la población ni siquiera se puede ocupar la barra". Su interlocutor no sabe cómo animar al desconsolado empleado. Solo acierta a parafrasear lo que decían en su pueblo cada año en agosto: "Las ‘no fiestas’ se conocen por sus vísperas".

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