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Cartas al director de HERALDO: Chaime Marcuello y la medicina

El médico solía tener una autoridad moral.
'Chaime Marcuello y la medicina'
Oliver Duch

Chaime Marcuello y la medicina

Leo el artículo de Chaime Marcuello publicado en HERALDO el 23 de septiembre y titulado ‘¿El ocaso de la medicina?’. Su contenido y los conceptos que expresa confirman mi positiva opinión de sus escritos: revelan en D. Chaime una personalidad plena de valores. Me he convertido en un seguidor de sus opiniones sobre distintos aspectos. Ya he compartido sus valoraciones sobre diversos temas en esta Sección (deforestación y talas masivas...).

La medicina es una relación entre el paciente y el profesional en la que influyen las miradas, el saber escuchar, el que ambos se sientan cercanos. Como se decía hace muchos años: primero escuchar, después aliviar y si es posible curar. Los medios técnicos que existen no pueden borrar la relación interpersonal.

Soy médico veterano, he vivido con gozo y aplaudo los avances de la medicina, pero me molestan determinados ‘protocolos médicos’, que están para obviarlos, los ordenadores utilizados obsesivamente, que impiden el mirar a la cara del paciente, ya que muchas veces estas miradas orientan el diagnóstico, la tecnología abusiva que dificulta explorar a la persona, el no escuchar lo suficiente al enfermo o a sus padres. Como escribía Andrés Martínez Vargas, aragonés de Barbastro, fundador de la moderna pediatría española, en los comienzos del siglo XX: "Escuchar a los padres da la mitad del diagnóstico de lo que le ocurre al niño". El objetivo debe ser unir la tecnología con la humanidad.

Gracias, don Chaime por su lección. Como pediatra afirmo que no hay padres exagerados y que pondrán más o menos énfasis en lo que dicen, pero al final siempre tienen razón.

Miguel Labay Matías. TERUEL

Diversión formativa

Las personas suelen dedicar menos tiempo y energía de los que deberían emplear en el desarrollo de actividades más serenas, las cuales les podrían alimentar tanto su espíritu como su imaginación. Entre ellas se encuentra indiscutiblemente el exquisito mundo de los libros, un medio idóneo donde los haya para fomentar el hábito de la lectura en nuestros pequeños, enseñándoles a disfrutar paulatinamente del inmenso placer de sumergirles en interesantes y seleccionadas historias que, en definitiva, pueden contribuir sensiblemente al bienestar particular y familiar. Porque está demostrado que cuando los niños o adolescentes adquieren la costumbre de leer, obtienen mejores resultados en la escuela, al estimularse sus cerebros, además de que se les generan efectos positivos en su atención y creatividad. Y es que, desde el mismo inicio, lo más importante es que sea la lectura una herramienta más en el amplio abanico de su diversión formativa, ofreciéndoles un fácil manejo de la misma y de los contenidos con hermosas ilustraciones, pero, ¡ojo!, nunca como una obligación impuesta.

Carmen Trasobares López. Zaragoza

La limpieza de la ciudad

El domingo pasado se celebró en Zaragoza la Primera Gira en Europa de Deporte y Ecología, conocida como ‘Plogging Tour’. La información nos aclara que ‘plogging’ significa unión de deporte y recogida de residuos. Los voluntarios actuaron al aire libre en el entorno del río Ebro. Es positivo que se celebren actos como este para concienciar a los ciudadanos de una ciudad sucia como es la nuestra. Pero la suciedad no se encuentra solo en el suelo, también en las fachadas por culpa de los grafiteros. El Ayuntamiento anunció a principios de septiembre que destinará 31.000 euros a la limpieza de grafitis en todos los distritos y barrios. Buena limpieza necesita la ciudad por todos los sitios. Las calles, en general, están sucias. La culpa es principalmente de los ciudadanos y también en parte de la escasez de medios para limpiarla. En mi barrio hay una mujer que limpia voluntariamente todos los días una zona sin que nadie se lo haya pedido. Recoge todos los papeles y otros residuos tirados por la calle y los deposita en los contenedores correspondientes y echa agua sobre los meados de los perros, lo que deberían hacer los dueños de estos animales. Hay zonas en mi barrio que el Ayuntamiento considera propiedad privada y por ahí no entran los barrenderos. No por esta circunstancia los dueños de algunos perros se ocupan en recoger sus excrementos, algunos diseminados por las aceras. Quienes están en los bares y salen a fumar tampoco se privan de arrojar las colillas al suelo. Informa la prensa de que la Policía ha impuesto más de 4.400 multas por fumar sin respetar las normas anticovid en terrazas y sin guardar los dos metros de distancia de seguridad, tras un año de prohibición. Moderado ocupante de las terrazas de mi barrio, observo que en muchas ocasiones hay alguien que no se priva de fumar en la terraza, unos tratando de ocultar el cigarrillo debajo de la mesa, otros descaradamente. Unos camareros avisan de que está prohibido fumar en la terrazas, otros hacen como que no los ven. Lo cierto es que entre los fumadores abundan los que no respetan a los demás. Desde mi casa observo a un par de vecinos que cuando fuman en una ventana arrojan a un jardín interior la colilla encendida, en donde es fácil que prenda un fuego. Si les llamas la atención puedes encontrarte con una respuesta violenta, insultos y amenazas.

Antonio Nadal Pería. Zaragoza

Apasionamiento sectario

La serenidad es cosa positiva para debatir asuntos en público y tomar decisiones en particular. Así es más fácil actuar con inteligencia; porque el que conserva la calma está en condiciones de pensar, de estudiar los pros y los contras, de examinar juiciosamente los resultados de las acciones previstas, y sosegadamente intervenir. Entrar en un debate al trapo y a lo loco lleva al apasionamiento sectario. No se habla para convencer, sino para vencer, sea como sea, hasta usando la mentira. Por eso en los debates en público hay como tempestades de palabras de intolerante radicalismo. Sobran pues las pasiones exaltadas, las imaginaciones ardientes y los instintos primarios. Hay que hablar como personas con razón y no parecerse a los perros callejeros que ladran y ladran al estar con otros. Sobran las discusiones coléricas, porque de ellas no sale la luz, la verdad, porque la apaga el apasionamiento sectario; y por ello a unos y otros al decir del poeta: «Todo me parece injusto en siendo contra mi gusto». Así que es cierto que por el apasionamiento sectario se cometen, al hablar y al actuar, errores que tienen la misma fecha que sus pasiones lanzadas a todo gas.

Teófilo Marco Estella. EL GRADO (HUESCA)

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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